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Luego de ser propuesta por el presidente Donald Trump, la jueza Amy Coney Barrett podría ser la jurista que llenase la vacante que dejó Ruth Bader Ginsburg en el Tribunal Supremo de Estados Unidos (TSEU).
Coney Barrett actualmente forma parte del grupo de jueces del séptimo circuito del Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos en Chicago.
Bono: Coney Barrett creció Nueva Orleans. Su padre era abogado de Shell Oil.
La jueza de 48 años fue oficial jurídico del fenecido juez asociado del Tribunal Supremo de Estados Unidos, Antonin Scalia.
La jueza —que estudió en la Escuela de Derecho de Notre Dame— era apodada entre sus compañeros oficiales jurídicos como «Conenator» por destruir argumentos jurídicos.
Barrett ejerció brevemente la abogacía y luego se dedicó a enseñar durante 15 años en la Escuela de Derecho de Notre Dame en South Bend, Indiana.
Coney Barrett tiene un claro historial judicial en contra del acceso a los derechos reproductivos.
Durante sus tres años en el séptimo circuito de apelaciones, ha participado de dos casos relacionados al aborto, favoreciendo restricciones a su acceso.
Coney Barrett se unió a la disidencia en el caso Planned Parenthood v. Box (2019), argumentando que el tribunal debía reexaminar el caso que bloqueaba una ley antiaborto antes de que la ley entrara en vigor.
La disidencia argumenaba que «impedir que una ley estatal entre en vigor es un acto judicial de extraordinaria gravedad en nuestra estructura federal».
Sin embargo, en Price v. City of Chicago (2019), Barrett se unió a una decisión que apoyaba una ordenanza de Chicago que prohibía a los manifestantes anti aborto acercarse a menos de ocho pies de una persona en las cercanías de una clínica de aborto, si su propósito era participar en la consejería, la educación, la distribución de folletos, la distribución de volantes o la protesta.
No obstante, la decisión argumenta que la determinación de limitar el espacio de los manifestante anti aborto es incompatible con la doctrina actual de la Primera Enmienda.
Además, Coney Barrett resaltó en su conclusión que la norma que impide que los manifestantes se acerquen a los centros de planificación familiar sigue siendo vinculante hasta que el Supremo la revierta.
En Kanter v. Barr (2019), Barrett se posicionó como disidente en el pleito de una persona que fue condenada por un delito grave y que reclamaba su derecho a portar armas.
El posicionamiento de Coney Barrett era que «las antiguas prohibiciones de la posesión de armas de fuego por delincuentes» deberían reducirse a solo «prohibir a las personas peligrosas la posesión de armas».
Barrett ha estado en la lista de juristas para el Supremo Federal desde 2017.
En julio de 2018, después que el juez asociado Anthony Kennedy anunció su retiro, Barrett parecía ser una de las tres finalistas.
Sin embargo, el presidente terminó nominando a Brett Kavanaugh, que acabó siendo elegido.
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