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Aunque primero aclaró que la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) no trabaja la defensa de personas acusadas en casos de pena capital, el director ejecutivo de la organización, William Ramírez Hernández, expresó en declaraciones escritas que rechazan de plano y tenazmente este tipo de pena.
«Como cuestión de nuestra política, nos oponemos a la pena capital por ser contrario a las libertades civiles. Es un castigo cruel e inusitado, y contrario al derecho humano universal y fundamental a la vida», explicó.
Ramírez Hernández señaló que en la ACLU no trabaja para mitigar en casos de pena capital, sino para erradicarla.
«La pena capital es la muerte de un ser humano a manos del Estado. No podemos confundirlo con lo que comúnmente, por algunos sectores del pueblo, como pena de muerte – en referencia a individuos que incurren en asesinato. Hablamos de la obligación del estado de no sancionar la pena capital, en contravención al deber de salvaguardar el derecho universal fundamental a la vida», señaló.
Para el abogado, el proceso de mitigación equivale a aceptar la pena capital como una opción en respuesta a un asesinato.
Es decir, el llamado «ojo por ojo».
«Cuando el Estado mata, es culpable de violación a los derechos humanos. Dicho sea de paso, la pena capital nunca ha sido un disuasivo en los estados que tienen ese castigo, los cuales continúan con altas tasas de asesinatos», sostuvo.
Ramírez Hernández también lamentó los crueles y reiterados asesinatos de mujeres durante la última semana, lo que entienden como crímenes de odio.
«Nada justifica el feminicidio», señaló.
«La Constitución de Puerto Rico expresamente prohíbe la pena capital, por lo que entregar un acusado a la fiscalía federal, con el propósito de evadir esta prohibición, constituye una burla a la constitución que juraron nuestros gobernantes defender. El gobierno de Puerto Rico debería procesar criminalmente a este último acusado de feminicidio, e inmediatamente enfocar sus esfuerzos en las futuras generaciones», continuó.
El abogado destacó que la educación con perspectiva de género tiene que dejar de ser una idea. «No es ahora, era ayer, pero estamos a tiempo para rectificar», culminó.