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A pesar de la actual composición del Tribunal Supremo de Estados Unidos (TSEU), para la abogada de derechos civiles, Mayte Bayolo, esto no quiere decir que el derecho al aborto esté condenado a desaparecer en el próximo caso que atienda el alto foro federal.
Por el contrario, la letrada entiende que este tribunal mantendrá el estado de derecho que ha estado vigente hace casi medio siglo: que la persona gestante tiene el derecho de decidir si continúa o no un embarazo.
En entrevista con Microjuris, Bayolo pasó revista sobre cómo podrían estar votando las personas que componen el Tribunal Supremo de Estados Unidos (TSEU) en el caso Dobbs v. Jackson Women Health Organization, que evalúa una ley de Mississippi que pone trabas a los abortos.
Según la ley de Mississippi, los abortos posteriores a las 15 semanas solo se podrán llevar a cabo en emergenciaa médicas o ante anomalías congénitas severas, un lenguaje que en opinión de Bayolo contradice la jurisprudencia federal a favor de este derecho.
El derecho al aborto comenzó en Roe v. Wade, en 1973, y se mantuvo en el trascendental Planned Parenthood v. Casey, de 1992, y más recientemente en 2016 con Whole Women’s Health v. Hellerstedt.
El alto foro pautó vista oral sobre el caso Dobbs para el 1 de diciembre, y según surge del portal del Supremo federal, el alto foro debe contestar una pregunta: si todas las prohibiciones de abortos electivos antes de la viabilidad del feto (luego del primer trimestre) son inconstitucionales.
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La abogada opinó que el derecho es claro en que «el interés del estado no debe ir por encima de la autonomía de la mujer sobre su cuerpo».
Bayolo indicó que en el caso de algunos jueces del Supremo, se puede anticipar cómo votarán.
Por ejemplo, Elena Kagan, Sonia Sotomayor y Stephen Breyer, nominados por presidentes demócratas, votarán para proteger el derecho al aborto, tal y como ya hicieron en 2016 en Hellerstedt.
Mientras, Clarence Thomas votaría nuevamente en contra de ese derecho, como ya hizo en casos como Casey y Hellerstedt.
La abogada esperaría un voto similar de Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett, ambos nombrados por el presidente Donald Trump, y que consistentemente han expresado en votos u opiniones que favorecen una interpretación más conservadora, que impide el aborto desde muy temprano en la gestación o por razones limitadas.
Los restantes tres jueces, según Bayolo, se deben mirar más allá del partido que los nominó. Por ejemplo, el juez presidente John Roberts, nominado por George W. Bush, ya se ha unido a los liberales en otros casos, un poco emulando al ya retirado juez Anthony Kennedy, que era el llamado swing vote.
«Roberts es proaborto», dijo Bayolo.
El juez Samuel Alito, también nombrado por Bush, votaría en contra del acceso al aborto, y esto sería consistente con un tema subyacente en este caso, y que para él es importante: la legitimación activa de terceras partes, o third party standing.
«Alito siempre se ha expresado en contra del third party standing«, indicó.
Además de la legitimación activa de terceras partes, Bayolo explicó que las otras preguntas en este caso son si la prohibición de aborto en etapas previas a la viabilidad del feto son inconstitucionales, si esa validez que se le permite a las mujeres y el interés al estado.
A partir del análisis de Bayolo sobre las posiciones de los jueces, estos ocho se pueden dividir en un 4-4, por lo que el desempate queda en el juez Neil Gorsuch, el primero de los jueces nombrados por Trump.
Gorsuch tiene un doctorado de filosofía de la Universidad de Oxford, fue oficial jurídico del juez Kennedy (quien en su momento fue el swing vote en la corte), trabajó en el Departamento de Justicia de Estados Unidos como principal asistente del procurador general, tuvo una práctica privada del derecho, fue juez del tribunal federal apelativo y profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad de Colorado.
Señalan incertidumbre sobre las próximas opiniones que escriba el juez Gorsuch
«Neil, a pesar de que él es conservador, ha tomado posturas en contra de la pena de muerte en un caso reciente, a favor de decisiones de los derechos LGBTT, incluyendo proteger en la definición de discrimen la orientación sexual. Él está en contra del aborto, pero por su patrón, por su manera de expresarse, busca ser lo que era (el fallecido juez Antonin ) Scalia, que aunque era conservador, era un intelectual, en la manera en que tomaba sus decisiones. Lo más que le interesaba era la coherencia jurídica, y pienso, y habría que ver, que si Gorsuch en realidad se deja llevar a favor de la coherencia jurídica, y va a estar a favor del Quinto Circuito (que en el Tribunal de Apelaciones, que protegió el derecho al aborto)», sostuvo Bayolo.
«Gorsuch no va a querer revocar al propio Tribunal Supremo, diciendo que el tribunal está equivocado desde 1973 (cuando se decidió Roe v. Wade)», añadió.
Para la abogada, será interesante ver si el juez Gorsuch pone su perspectiva conservadora del derecho por encima de la protección del precedente en Roe v. Wade o su distinción como intelectual del tribunal.
«Ya lo ha hecho en dos ocasiones y los grupos conservadores se han expresado en su contra», afirmó Bayolo.
Sin importar lo que suceda en Dobbs, Bayolo recordó que hay otras controversias que podrían en su momento ser elevadas ante el Tribunal Supremo en un intento de revocar a Roe v. Wade a base de la composición actual del Supremo federal.
«Sustituir a (la principal voz liberal de ese foro fallecida en 2020) Ruth Bader Ginsburg por Amy Coney Barrett ha traído un balance hacia el conservadurismo», recordó Bayolo.