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El otrora ejecutivo de Volkswagen (VW) encargado de que los autos de la firma acataran las normas de los Estados Unidos sobre emisiones fue arrestado el fin de semana en la Florida y acusado de engañar a las autoridades federales competentes en torno al uso de un programa informático especial para que los vehículos de la marca pasaran indebidamente las pruebas de emisiones.
Oliver Schmidt, quien fue Gerente General de la oficina de ingeniería y asuntos ambientales de la VW en los Estados Unidos, fue acusado de asociación ilícita para engañar al gobierno federal y de fraude electrónico.
Schmidt, alemán de 48 años, y residente de los Estados Unidos, es el segundo ejecutivo de la VW arrestado en el marco de la investigación contra la empresa, que ha reconocido que sus vehículos diésel estaban programados para encender controles anticontaminantes durante las pruebas de emisiones y apagarlos en desplazamiento real. El escándalo ha costado ventas a la VW y manchó la reputación de la marca a nivel mundial.
En una audiencia judicial efectuada el lunes en Miami se ordenó que Schmidt quedara detenido ante el argumento de la fiscalía de que existía peligro de que huyera si se le dejaba en libertad. Schmidt tendrá otra audiencia el jueves y después quizá lo trasladen a Detroit, donde está radicada la investigación del Departamento de Justicia federal.
En la denuncia penal con fecha del 30 de diciembre se acusa a Schmidt de confabularse con otros ejecutivos de VW para engañar a las autoridades federales en torno a por qué los vehículos de la marca emitían emisiones más altas en desplazamiento real que durante las pruebas.
Schmidt «expuso las razones de la discrepancia» pero no que los vehículos de la compañía hacían trampa en las pruebas de emisiones mediante un programa informático instalado ilegalmente en los vehículos diésel, según documentos judiciales.
Las pruebas encomendadas por la organización sin fines de lucro Consejo sobre Transporte Limpio determinó en 2014 que ciertos modelos VW con motores diésel tenían emisiones que rebasaban los límites permisibles de contaminantes.
Más de un año después, VW reconoció que había instalado el programa informático en unos 500,000 vehículos VW y Audi con motores diésel de dos litros en los Estados Unidos. La empresa dijo después que algunos modelos con motor diésel de tres litros también hacían trampa.
Después de aquel estudio, Schmidt, al parecer en referencia al cumplimiento de las emisiones por parte de VW, escribió a un colega: «Debe decidirse primero si somos honestos. Si no lo somos, todo queda como está».
Fuente: Prensa Asociada