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El gobierno de los Estados Unidos anunció durante las pasadas semanas una nueva serie de restricciones en los viajes y comercio con Cuba como consecuencia de los cambios que hiciera el presidente Donald Trump a las políticas de normalización de relaciones con la isla, que iniciara el presidente Barack Obama, poco antes de cesar su mandato como presidente.
El presidente Obama restauró las relaciones diplomáticas con La Habana en 2015 y emitió cambios regulatorios que permitieron aumentar las relaciones comerciales y ampliar los viajes a Cuba.
Las nuevas normas establecidas por la administración Trump «están destinadas a desviar las actividades económicas de los servicios militares, de inteligencia y de seguridad cubanos». . . y alentar al gobierno a avanzar hacia una mayor libertad económica para el pueblo cubano», según señaló un alto funcionario de la administración, uno de los varios autorizados por la Casa Blanca para informar a los periodistas sobre los cambios bajo la condición del anonimato.
Según funcionarios federales, las nuevas regulaciones no afectarán ciertas transacciones ya regularizadas. Por ejemplo, cualquier persona que haya «completad al menos una transacción relacionada con un viaje (como comprar un vuelo o reservar alojo) antes de la publicación de las nuevas regulaciones en el Registro Federal. En cuanto a las empresas, todas las que hayan firmado contratos antes de la publicación pueden proceder con la ejecución de los mismos.
Por otro lado, los viajes en avión y crucero continuarán operando en Cuba bajo las nuevas regulaciones. Mientras que el turismo a Cuba ha permanecido prohibido por el embargo, los viajes estadounidenses a la isla en categorías específicas casi se han triplicado a 300,000 el año pasado.
El cambio más significativo bajo las nuevas regulaciones es la eliminación de la categoría individual de viajes educativos. Tal como se hacía antes de la apertura establecida por la administración de Obama, la mayoría de los visitantes a Cuba volverán a tener que viajar en grupos autorizados. Una excepción que permanece parece ser la categoría de «apoyo al pueblo cubano», que requiere que los viajeros «participen en un horario de tiempo completo» de «interacción significativa con personas en Cuba» no especificada y actividades que apoyen a la sociedad civil.
Asimismo, se prohíbe a todos los viajeros hospedarse en muchos de los hoteles de todo el país que, según el Departamento de Estado, están conectados con varias compañías propiedad total o parcialmente de los servicios de seguridad. En cambio, las nuevas reglamentaciones alientan a los estadounidenses a alojarse en habitaciones alquiladas por ciudadanos privados y a comer en restaurantes privados.
La lista prohibida también incluye varios puertos cubanos y la enorme zona económica de Mariel, centros comerciales y tiendas individuales como Trasval, el equivalente cubano de Home Depot en La Habana. También están prohibidas las transacciones con compañías que producen los refrescos más populares de Cuba, como Tropicola.
Todos los viajeros que regresen a los puertos y aeropuertos de los EE. UU. de Cuba tendrían que presentar pruebas de sus actividades en Cuba.
En los últimos meses, el gobierno federal redujo significativamente el tamaño de la Embajada de Estados Unidos en La Habana, suspendió la emisión de visas estadounidenses a cubanos, aconsejó a los estadounidenses no viajar a la isla y expulsó a 15 diplomáticos cubanos de la embajada de La Habana en Washington.
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