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por Carlos Iván Gorrín Peralta
Ex presidente de la Federación Interamericana de Abogados (F.I.A.) 1994-1995 y Catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana de Puerto Rico
Hace unos años volaba de regreso de una Conferencia de la Federación Interamericana de Abogados (F.I.A.) que se había celebrado en Panamá en esos días. Me dio por calcular a cuántas de esas conferencias yo había asistido. Recordé con cierta nostalgia la primera, que se había celebrado en Cartagena de Indias, Colombia, en 1975. Hacía unos meses que había sido yo admitido al ejercicio profesional, a fines de 1974. Unos meses más tarde había aprovechado la reunión del Consejo directivo que la F.I.A. celebraba en San Juan para solicitar admisión a esta organización de la abogacía interamericana, sobre la que había oído hablar durante mis años de estudio. Aquella había sido la 19ª Conferencia. Este año se celebra la 50ª Conferencia, en San Juan. He asistido a múltiples reuniones en las ciudades más diversas: Acapulco, Asunción, Atlanta, Buenos Aires, Cartagena, Chicago, Ciudad México, Ciudad Panamá, Cochabamba, Isla Margarita, La Habana, Lima, Madrid, Miami, Nassau, Nueva Orleans, Nueva York, Ottawa, Quito, Río de Janeiro, San José, San Salvador, Santiago de Chile, Santo Domingo, Tampa, Veracruz, Wáshington, Winnnipeg.
¿Qué hay en esa organización que me ha motivado a asistir sin interrupción a todas sus conferencias durante cuarenta años, que es casi la totalidad de mi vida profesional? Son varias las razones.
Crecimiento profesional
Lo primero que evidentemente motiva a cualquier abogado o abogada a asistir a las actividades de una organización profesional es el potencial que ofrece su programa académico como experiencia de aprendizaje y crecimiento profesional. No sólo brindan las conferencias la ocasión de escuchar y conocer a expertos en una amplia gama de temas jurídicos. El intercambio con los demás participantes, de casi todos los países del hemisferio, desde Canadá hasta Tierra del Fuego, y algunos de Europa que también asisten, es fuente de nuevas ideas y enfoques para problemas que a veces pensamos erróneamente que son únicos en nuestro país. No hay que reinventar la rueda cada vez. En otras latitudes pueden haber pensado mucho en los problemas y haber ideado soluciones que nos pueden ayudar a diseñar las que necesitamos en nuestro país.
Red profesional
Las conferencias son, además, una fuente importante de contactos con abogados y abogadas de otros países, que pueden ser de gran valor en la práctica profesional, sea cual sea. En cada conferencia uno conoce nuevos contactos. Para mí, como académico, la F.I.A. me ha brindado la oportunidad de conocer profesores y profesoras de prestigiosas universidades del hemisferio, y de compartir con ellos a los largo de los años valiosas informaciones y experiencias. Para la práctica de la profesión, los contactos con colegas de la F.I.A. es importante fuente de referimientos y consultas en ambas direcciones, así como de relaciones más permanentes con abogados y bufetes de otros países.
Fortalecimiento del estado de derecho y la independencia judicial
Uno de los objetivos explícitos de la F.I.A. es el de «[p]romover el estado de derecho y la administración de justicia mediante el establecimiento y mantenimiento de sistemas judiciales independientes en todos los países de las Américas». En todas las conferencias de la Federación este es un tema recurrente que se plantea mediante la discusión de situaciones concretas en que se atenta contra el estado de derecho, contra la independencia del poder judicial contra los derechos humanos y contra la libertad que deben tener los abogados y abogadas para hacer realidad el derecho de defensa, como presupuesto indispensable de la democracia. Incluso, la F.I.A. reconoce con su mera presencia el retorno al estado de derecho. Por ejemplo, no fue sino hasta que cayeron los regímenes militares en Argentina, Brasil, Chile y Paraguay que la F.I.A. seleccionó a estos países como sedes de sus conferencias o reuniones del Consejo. Similarmente, para la conferencia del año 2000 se seleccionó a Panamá como sede, entre otras razones, para celebrar con los colegas y el pueblo panameño que la transferencia definitiva del Canal al año siguiente ponía fin a una situación de colonialismo insostenible a fines del siglo XX.
Las aportaciones puertorriqueñas a luchas ajenas se reciprocan. Recuerdo la petición de la F.I.A. al Presidente Jimmy Carter en 1977, desde la conferencia que se celebraba en Atlanta, Georgia, de donde él es oriundo. La resolución solicitaba la excarcelación de los presos políticos de aquel entonces. Unos meses más tarde saldrían libres. Recuerdo, de la conferencia de México celebrada en junio de 1999, la resolución unánime de la sesión plenaria en la que la F.I.A. «[s]e un[ió] al Colegio de Abogados de Puerto Rico y ... al Pueblo de Puerto Rico en su reclamo de que cesen inmediatamente las prácticas bélicas en la isla de Vieques, que se rehabiliten las áreas contaminadas por dichas prácticas, y se considere el retorno del territorio ocupado al gobierno y al pueblo de Puerto Rico». Fue la primera expresión de una organización internacional en ese sentido. Conocemos, por supuesto, el desenlace de ese problema. Tan recientemente como la reunión de noviembre de 2009, en Miami, Florida, el Consejo de la F.I.A. aprobó una resolución que repudió la legislación aprobada en Puerto Rico para abolir la colegiación obligatoria de la abogacía.
Amistades en todo el hemisferio
Por supuesto, además de los beneficios profesionales, el saldo personal es muy importante. Puedo decir que tengo amigos en todo el hemisferio. Cuando viajo a un país hermano, mis amigos y amigas hacen lo indecible por hacerme sentir en casa, desde la etapa de planificar el viaje, hasta llevarme de una a otra parte durante la estadía. Naturalmente, lo mismo ocurre cuando vienen a Puerto Rico cuando quiero que mis amistades se sientan en su casa, y siento orgullo de mostrarles mi país.
Enriquecimiento cultural
A mí me encanta viajar, no porque me atraigan los inconvenientes de mala comida de los aviones ni las filas de los aeropuertos, sino porque representa una oportunidad de conocer otras gentes y otras tierras, y de comprender y apreciar mejor la mía. En Canadá pude disfrutar al norte de Winnipeg, en Manitoba, de una aurora borealis. He podido visitar el Bosque de los Arrayanes en San Carlos de Bariloche, Patagonia, donde se inspiró Disney para crear a Bambi. He podido apreciar la magia de Machu Picchu en el Perú, la majestuosidad de Iguazú entre Argentina y Brasil, la belleza de los lagos Titicaca en Bolivia e Ypacaraí en Paraguay. He escalado las pirámides de Teotihuacán, de Chichén Itzá y de Tikal. Más importante, he conocido las gentes que habitan esos lugares y de ellos he aprendido mucho. En el norte, por ejemplo, he aprendido que los canadienses son muy distintos a los estadounidenses, y en el sur, que los argentinos son realmente simpáticos y sencillos. Y estos viajes me han dado una nueva perspectiva universalista de mi propio país y mi propia cultura, como parte de la patria grande latinoamericana y antillana.
Participación en la comunidad internacional
Como resultado de vivir tantos años tantos años bajo un régimen colonial, a Puerto Rico y a los puertorriqueños se nos dificulta participar en la comunidad internacional. Incluso, a veces pensamos que esa realidad no tiene nada que ver con nosotros. «¡Eso es federal!»– se dice dice por ahí, medio en broma y medio en serio, para significar que algo nos está vedado a nosotros y a nuestro gobierno. ¡Cuán desenfocados estamos! La realidad y el derecho internacional tienen demasiado que ver con nuestra cotidianidad para que podamos ignorarlos. Los problemas del narcotráfico en otras latitudes tienen que ver con la criminalidad en Puerto Rico. Las condiciones económicas en varios países hermanos promueven la «venta de niños» para fines de adopción, y por lo tanto tienen que ver con la práctica del derecho de familia en nuestro país. Los acuerdos de NAFTA en cuanto a servicios profesionales tienen que ver con el ejercicio de la abogacía e incluso la notaría en Puerto Rico, y casi nadie conoce de esto. Los nuevos arreglos económicos regionales afectan directamente la capacidad de Puerto Rico de atraer la inversión de capital externo, y nuestro potencial de exportar bienes y servicios, pero son pocos los abogados y abogadas puertorriqueños conscientes de ello. La lista es interminable.
Sólo mediante la participación activa en organismos internacionales como la F.I.A. tiene uno la oportunidad concreta de relacionarse con estos nuevos desarrollos, y de insertarse en las nuevas realidades del mundo globalizado, no sólo para conocer de otros países, sino para que otros países conozcan mejor a Puerto Rico. La F.I.A. me ha permitido compartir personalmente con presidentes y altos funcionarios de otros países, para conocerlos mejor. Y también me ha permitido recibir invitaciones para dictar conferencias en universidades, en otras organizaciones nacionales e internacionales de abogados y hasta para ser observador internacional en procesos políticos de otros países.
Apreciación de nuestro propio potencial
Esto me trae a una última reflexión. Mediante mis relaciones con abogados y abogadas de otros países, he podido apreciar en su justa perspectiva el potencial de la abogacía puertorriqueña. Como resultado de educarnos y ejercer en un sistema jurídico mixto que ha recibido influencias de las dos grandes tradiciones jurídicas del hemisferio –derecho civil y common law– nosotros podemos ser mediadores entre abogados del norte y del sur, no sólo porque, bien o mal, hablamos ambos idiomas, sino porque comprendemos el lenguaje jurídico de los diversos sistemas. Tenemos un recurso especialmente útil en el mundo de la integración económica y jurídica, que debemos empezar a exportar no sólo para nuestro propio beneficio económico, sino para hacer nuestra aportación a la comunidad internacional y empezar a colocar a nuestro país en el lugar que le corresponde. La F.I.A. es un buen lugar donde podemos comenzar.
La Federación Interamericana de Abogados (F.I.A.) celebrará su 50ma Conferencia del 24 al 29 de junio de 2014 en el Sheraton Hotel & Convention Center de San Juan, Puerto Rico. El tema central de la conferencia será «Desarrollo del derecho nacional mediante la recepción del derecho internacional y el estudio del derecho comparado». Para más información haga clic aquí.