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COLUMNA — Los aires a 10 años de la aprobación del P. del S. 238

16 de mayo de 2023
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Las columnas deben enviarse a mad@corp.microjuris.com y deben ser de 600-800 palabras. 

Por el Lcdo. Giancarlo Colberg Ferrer

Hace 10 años— el Senado aprobó el Proyecto del Senado 238, que hoy es la Ley Núm. 22-2013, también conocida como la Ley para Prohibir el Discrimen por Orientación Sexual e Identidad de Género en el Empleo.

Para quien no conozca del todo la medida, esta buscaba, entre otras cosas, prohibir el discrimen por orientación sexual e identidad de género en el empleo.

Luego de un arduo proceso legislativo, el cual envolvió amenazas, presiones y múltiples manifestaciones de un sector de nuestro país, la medida se logró aprobar en el Senado con 15 votos a favor, 11 en contra y una ausencia.

El 24 de mayo de 2013, la Cámara de Representantes aprobó la medida con enmiendas. La medida obtuvo 29 votos a favor y 22 en contra, en una sesión extremadamente acalorada por la presión en las gradas de los grupos a favor y en contra.

Aunque la medida sufrió enmiendas que la limitaron al ámbito laboral, en sus inicios incluía otras protecciones como lo es la protección de discrimen en servicios gubernamentales.

La medida fue una de vanguardia. Una medida similar se lleva radicando en el Congreso desde el año 1974. Se trata del proyecto que crearía el Employment Non-Discrimination Act (ENDA). No ha logrado éxito.

Traigo el tema porque —además de sentirme orgulloso de haber formado parte de este proceso legislativo titánico liderado por el entonces senador Ramón Luis Nieves, y auspiciado por múltiples grupos de derechos civiles— creo que hay varias reflexiones de aquel momento que siguen siendo relevantes hoy:

  1. Pudimos entender que el fin verdadero de algunos grupos (hoy conglomerados en movimientos políticos emergentes que intentan revertir políticas sociales progresistas sin éxito) era asegurar el control y poder político, que llevan perdiendo por décadas y que aparenta verse en riesgo por sus políticas internas conservadoras.
  2. Presenciamos cómo políticos y políticas que llevaron a cabo campañas con estándares de «derechos civiles» y «justicia social» dejaban a un lado los principios por ventaja política, presiones y protagonismos, lo cual nos lleva a reiterar que las acciones del político valen mucho más que sus palabras.
  3. Ciertos grupos utilizaron como argumento que la comunidad LGBTTQI+ equivalía, directa e indirectamente, a la pedofilia y/o a la homosexualización de la niñez. Similar a hoy, que utilizan el estandarte de proteger la niñez de una alegada «agenda» (una teoría de conspiración sin base similar a aquellas de QAnon, que simplemente cambió el empaque del mismo mensaje).

Toda esta reflexión sirve para recalcar que estamos viviendo un resurgimiento del conservadurismo y la polarización social en Puerto Rico. Esto se puede deber, en gran medida, a la búsqueda de muchos de una válvula de escape a causa de la crisis socioeconómica en la que vivimos; muchas veces encontrada en instituciones radicales que promueven estos mensajes. Esto ha resultado en la polarización de la sociedad en temas sociales, utilizando, en gran medida, argumentos falsos y/o huecos.

Estos mensajes de odio y alegadas teorías de conspiración se comparten a doquier sin analizar las consecuencias que pueden tener e, incluso, llevando a fomentar la violencia. La desinformación deliberada, además, es una herramienta que nos aparta de los derechos civiles de todas y todos, no solo de un sector.

Estos actos nos alejan, además, de lo que tanto se repite y poco se actúa: el amor al prójimo.

Sin embargo, igual que en aquel momento, hace 10 años, si educamos y nos unimos desde las distintas trincheras, venceremos el odio, la ignorancia, la desinformación y la maldad. No son momentos de brazos cruzados, es momento de ponerle un freno a la única agenda: la del odio.

Las columnas deben enviarse a mad@corp.microjuris.com y deben ser de 600-800 palabras. 

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