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No necesita ser abogado o abogada para entender una ley, pero ciertas claves pueden facilitar el proceso, según explican dos juristas entrevistados por Microjuris.
Melba T. Ayala Ortiz, catedrática auxiliar del programa de Justicia Criminal de la Universidad Ana G. Méndez en Turabo, explicó que, una vez aprobadas por la Legislatura y firmadas por el gobernador o la gobernadora, las leyes se envían al Departamento de Estado para su publicación oficial.
Además, señaló que, en la versión oficial del gobierno, si una ley ha sido enmendada, en Internet aparecen las leyes que han modificado su contenido.
«Por ejemplo, la Ley 54 ha sido enmendada en múltiples ocasiones», sostuvo la profesora Ayala Ortiz.
Al acceder a la versión más reciente del documento, el ciudadano encontrará el número de la ley, la fecha de su aprobación original y la Exposición de Motivos. Esta sección presenta los fundamentos de la ley, incluyendo estadísticas y estudios, si los hubiera, que justifican la medida. Algunas exposiciones son breves, mientras que otras pueden ser más extensas.
«Si vas a la Exposición de Motivos del Código Civil tiene como 15 párrafos», afirmó.
A continuación, se accede al texto de la ley, que suele seguir un orden lógico. Puede incluir definiciones de términos y, dependiendo de su complejidad, dividirse en capítulos o temas. Esto facilita que el ciudadano, especialmente en leyes extensas, pueda dirigirse directamente a la sección de su interés, explicó la abogada.
Por ejemplo, si un ciudadano recibe un boleto bajo la Ley de Tránsito, puede utilizar el índice para identificar con precisión la infracción que se le imputa. La profesora recomendó tomar notas para facilitar la comprensión de la legislación, ya que esta puede abordar temas civiles, administrativos e incluso penales.
«Cómo leerla, le diría que con cuidado... Si no eres abogado debes saber que no es un documento necesariamente de fácil lectura, puede tener conceptos técnicos. Una ley compleja puede ser un poquito pesado para un ciudadano común», señaló Ayala Ortiz.
En cuanto a si un ciudadano que no es abogado debe buscar las decisiones del Tribunal Supremo sobre una ley, la licenciada indicó que es posible hacerlo. Algunas decisiones pueden encontrarse en portales como Google, mientras que el portal del Poder Judicial también ofrece acceso a ciertas opiniones. Además, para una investigación más detallada, se pueden utilizar buscadores especializados como Microjuris, aunque estos suelen implicar un costo.
Por su parte, el licenciado Javier Ramos Rodríguez, autor del libro Abogar es comunicar, explicó que tanto las piezas legislativas presentadas por un legislador como las propuestas por el Poder Ejecutivo tienen el mismo propósito: «Las leyes, todos los estatutos, buscan resolver un problema identificado en la sociedad y proporcionar una solución a través del proceso legislativo».
Explicó que el primer paso de un ciudadano que interesa entender una ley es leerla, incluyendo y de forma detenida la Exposición de Motivos, porque provee la explicación de cuál es la situación que se trata a atender con la medida.
«Se habla también del bien tutelado, qué derecho se protege, qué bien del ciudadano se protege mediante esa ley. Así que al momento de leer una ley, desde la Exposición de Motivos, la primera pregunta que me haría es qué derecho viene proteger esta ley y qué problema viene a resolver. La respuesta a esas dos preguntas debería estar contenida en la Exposición de Motivos», añadió.
Ramos Rodríguez, también relacionista público, explicó que lo próximo es el decreto de la ley, que comienza con las definiciones, y eso es bien importante que se lea. Un proyecto de ley que trabaja en cosas técnicas explica en las definiciones que es lo que quiere decir el legislador. Luego de las definiciones están las normas, o la conducta que se regula en la medida.
El jurista dijo que se pueden hacer búsquedas adicionales en los portales del gobierno, y de los cuerpos legislativos, para ver qué es lo que se ha discutido sobre estas leyes, incluso cuando se estaba discutiendo su aprobación.
«Una de las responsabilidades más grandes de los ciudadanos es estar enterado de lo que pasa en el país», sostuvo.
Añadió que el ciudadano que desee entender una ley también puede usar portales como Ayuda Legal, el del Poder Judicial, o buscar ayuda con entidades como el Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico.
También está la opción de buscar las decisiones de los tribunales, porque «cuando el Tribunal Supremo acoge un caso y lo decide, eso se convierte en jurisprudencia, y tiene la misma fuerza que una ley».
No obstante, las decisiones judiciales suelen emplear un lenguaje «altamente técnico y jurídico» que no todas las personas comprenden con facilidad. En esos casos, el ciudadano puede optar por consultar a un abogado, señaló Ramos Rodríguez.
El autor de Abogar es comunicar subrayó la importancia de que los abogados utilicen un lenguaje claro y accesible, ya que la terminología especializada en leyes y sentencias puede representar una barrera para el público en general.