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Hace escasas semanas un grupo de delegados de la American Bar Association (ABA) votó a favor de enmendar el Código de Conducta Profesional de la ABA para convertir en una falta ética el discrimen o acoso por razón de sexo, raza, nacionalidad entre otros.
Los medios reseñaron la decisión pero poco se supo sobre el contexto en que esta fue tomada. Por ejemplo, uno de los datos importantes sobre el proceso decisional, fue que a pesar de que varias organizaciones se habían opuesto a la Resolución por causa de que esta limitaba su derecho a la libertad de expresión, al pasar por el proceso de debate, no tuvo argumentaciones en contra.
A pesar de que la enmienda prohíbe todo tipo de discrimen, el debate se enfocó en el discrimen contra la mujer. El primer delegado a favor de la enmienda lo fue Mark Johnson Roberts de la Comisión sobre Orientación Sexual e Identidad de Género, quien relató que un comité de contratación de una firma le negó un trabajo por ser homosexual. No obstante, en su relato hizo énfasis en la historia de una mujer colega que fue manoseada en una fiesta por otro abogado.
Según Johnson esta fue a quejarse a su capítulo de la ABA, donde descubrió que el comportamiento no violentaba ninguna regla ética, a menos que este hubiera sido convicto por su comportamiento. Finamente esta tuvo que presentar una querella, lo que redundó en una convicción criminal sobre el abogado agresor.
Otros dos abogados, que cambiaron su postura en contra para apoyar la resolución, relataron que sus secciones cambiaron su opinión una vez se añadieron provisiones para que la conducta se prohíba solo si el abogado sabe o razonablemente pudiera saber que su conducta constituye hostigamiento o discrimen. Según estos, la falta de dicha provisión podría provocar que se encause a aquellos abogados que representan "vigorosamente" a sus representados.
Otras voces que se han levantado a favor de la resolución fue la abogada Leslie Richards-Yellen quien relató cómo una asociada negra de su bufete le llamó para relatarle que el abogado de la otra parte en uno de sus casos, le había llamado por un epíteto racial despectivo, para "sacarla de balance".
"Ella me llamó para que le ayudara a decidir si debía confrontarlo o mantener la calma, ignorarlo y completar el trabajo para el cliente- lo que terminó haciendo", señaló Richards-Yellen.
Según los testimonios, frecuentemente las abogadas deciden ignorar los comentarios por miedo a que se afecten sus carreras.
Este tipo de comentarios afecta la representación de mujeres en los tribunales. Por ejemplo, un estudio auspiciado por la ABA llamado "First Chairs at Trial: More Women Need Seats at the Table" concluye que el trato sexista en los tribunales es uno de los factores que contribuye directa o indirectamente a la baja representación de mujeres como abogadas litigantes.