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La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) vota cada año por una resolución en la que exigen el fin del embargo a Cuba. Estados Unidos siempre se ha opuesto al gesto simbólico hasta la semana pasada. En esta ocasión, la embajadora de esa nación a las Naciones Unidas, Samantha Power, dio un voto de abstención.
Según Power, esto es parte de un nuevo acercamiento dirigido por la administración del presidente Barack Obama.
"En lugar de cerrarle el paso a Cuba al resto del mundo, queremos que el mundo de las ideas y las oportunidades se abra para Cuba. Luego de 50 años de perseguir el camino del aislamiento, hemos decidido tomar el camino de la cooperación", señaló la funcionaria.
Israel también se abstuvo, siendo aprobada la resolución 191-0.
La Casa Blanca se ha opuesto explícitamente al embargo y ha tomado una serie de acciones para flexibilizarlo, mientras que intenta que el Congreso de Estados Unidos lo derogue completamente. Estados Unidos y Cuba han normalizado sus relaciones desde el 2014, cuando el presidente Obama visitó a la isla.
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"No hay ninguna razón para que defendamos una política fatula a la que nos oponemos. El embargo le niega oportunidades a los cubanos y aísla a los Estados Unidos. Por el bien de nuestros intereses y la gente de Cuba, este debe ser derogado", explicó Ben Rhodes, un portavoz de la Casa Blanca.
En sus comentarios, Power señaló que «la abstención a la presente resolución no significa que los Estados Unidos está de acuerdo con todas las políticas y prácticas del gobierno cubano. Nosotros no». Se refirió a casos en los que los críticos del gobierno han sido detenidos arbitrariamente y restricciones en el flujo de información a la isla.
Esta caracterizó la abstención como un «pequeño paso» y cerró su intervención diciendo que esperaba más de tales medidas, incluyendo «finalmente poner fin al bloqueo de Estados Unidos de una vez y por todas».