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Por Daniel Rivera Vargas
«No me retiro. Ceso en mis funciones judiciales».
Con esta rápida aclaración, la jueza asociada del Tribunal Supremo de Puerto Rico (TSPR), Anabelle Rodríguez Rodríguez, comenzó a conversar con Microjuris.com sobre su futuro profesional, uno en el que encara un nuevo escenario desde el próximo 24 de diciembre, cuando cumple 70 años y abandona el máximo foro judicial del país.
Por disposición de la sección 10 del artículo V de la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, los jueces y las juezas están obligadas a dejar la judicatura a los 70 años, la edad que cumple la jueza asociada el próximo día de Noche Buena.
«Sin lugar a duda, es un proceso al que hay que ir adaptándose poco a poco, pero soy de las que pienso que todas las etapas de la vida tienen algo que ofrecer y nos enriquecen como persona. Y me enfrento a esta nueva etapa de la vida con mucho entusiasmo y vamos a ver qué nos deparan los próximos meses y años», dijo Rodríguez Rodríguez.
Con una sonrisa, la también exsecretaria del Departamento de Justicia y tercera mujer nombrada al Tribunal Supremo, habló de su futuro, pero declinando —quizás por deferencia al cargo que ocupa— dar su opinión sobre debates espinosos de la actualidad.
La jueza prefirió evitar opiniones sobre quién podría ser su sustituto o sobre la propuesta de que, al igual como se está debatiendo en Estados Unidos con la vacante de la fallecida Ruth Bader Ginsburg, la gobernadora Wanda Vázquez Garced deje en manos del próximo gobernador o gobernadora la decisión de quién será el nuevo juez o jueza del Tribunal Supremo.
Entre las fechas de la vacante de Rodríguez, 24 de diciembre, y la juramentación del próximo gobernador o gobernadora, el 2 de enero, hay solo una semana.
Para su nueva etapa fuera del Supremo, la hoy profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana de Puerto Rico (UIPR) se visualiza preparando nuevos cursos. Por ejemplo, nos contó que preparar uno sobre ética para abogados en las redes sociales. Y también planifica continuar ofreciendo los cursos que enseña en la actualidad, como historia del derecho puertorriqueño y derecho constitucional estatal comparado.
Otros planes de la jueza son investigar diversos temas para preparar escritos, como algunos artículos sobre la Constitución.
También, cuenta la jueza, pensaba tomar un viaje «de uno o dos meses» justo cuando saliera del Supremo, pero ese plan quedó suspendido por el momento, tal y como han tenido que hacer viajeros de todo el mundo a consecuencia de la pandemia por COVID-19.
Pero, a la misma vez que se prepara para pasar la página pensando en el futuro, la jueza asociada también aprovecha este periodo para evaluar las experiencias más enriquecedoras durante sus 16 años en el Tribunal Supremo.
«Si algo he apreciado a través del tiempo, además de estar trabajando en el Tribunal Supremo, es lo que eso supone, el servicio a Puerto Rico», dijo Rodríguez Rodríguez.
«Para mí no hay nada más enriquecedor que poder poner un granito de arena para aportar la calidad de la justicia en nuestro país y creo que eso es lo que he tratado de hacer desde la secretaria de Justicia, la procuraduría general y el Tribunal Supremo en los pasados años», afirmó.
La magistrada habló entonces brevemente sobre qué ella trató de hacer cuándo dirigió Justicia a principios de la década pasada.
«Siempre pensé que la función de un Departamento de Justicia era devolver la confianza en las instituciones al pueblo de Puerto Rico. En ese sentido, siempre pensé que un Departamento de Justicia activo, atendiendo un sinnúmero de asuntos en nuestra jurisdicción y haciendo valer nuestras leyes era indispensable. Y no quiere decir que uno no compartiera con la jurisdicción federal, pero creo que la importancia fundamental de un Departamento de Justicia es hacer valer las leyes de Puerto Rico en los tribunales de Puerto Rico», aseguró.
«Trasladando eso un poco al Tribunal Supremo y a la función del Tribual Supremo, tenemos una constitución mucho más moderna, del siglo 20, frente a una constitución del siglo 18 y me parece que es labor nuestra, como jueces y guardianes de esa Constitución, impartirle el alcance que el siglo 20 y el siglo 21 exigen. Nuevamente, nos pueden servir en alguna ocasión, como guía, las disposiciones de la jurisdicción federal, pero nosotros debemos labrar nuestra propia doctrina constitucional. Teniendo no solo como guía el sistema federal, sino mirando otras jurisdicciones, como las europeas por ejemplo, donde se plantean asuntos similares a los que se plantean en Puerto Rico», dijo la jueza asociada.
Rodríguez Rodríguez afirmó que, esta aspiración de evaluar con amplitud el derecho, desde la óptica de múltiples jurisdicciones, lo ha logrado trabajar buscando «cuál es el significado verdadero de nuestra constitución, máxime cuando nuestra constitución tiene un canon de interpretación, que nos ordena que interpretemos la Carta de Derechos de la manera más amplia posible, que reconozcamos el mayor grado de garantías, de derechos a nuestros ciudadanos. Y eso un poco es lo que buscamos hacer, en ocasiones desde la mayoría y en otras ocasiones desde la disidencia».
Mientras tanto, la jueza fue enfática en que no vislumbra bajarse del estrado judicial para litigar en un tribunal.
«Abogada siempre seré. No contemplo litigar, ni unirme a un bufete», dijo Rodríguez Rodríguez.
Nota de la editora: Esta es la primera entrega de la entrevista con la jueza Anabelle Rodríguez Rodríguez.
En futuras entregas de esta entrevista, la jueza Rodríguez Rodríguez aborda las lecciones más duras o los procesos más complejos que enfrentó desde el Tribunal Supremo, qué va a extrañar de su labor en la sede del poder judicial y qué, si algo, le aconsejaría a la persona que ocupe su silla en el futuro.
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