» Ir al portal nuevo de Microjuris OK
Nota de la editora: ¿quieres estar al día con lo que sucede en los tribunales de Puerto Rico? Te invitamos a registrarte en nuestro boletín.
Caminando con una sombrilla y con muchas preguntas, la jueza asociada del Tribunal Supremo de Estados Unidos Ketanji Brown Jackson recorrió las calles adoquinadas del Viejo San Juan. Allí le hablaron del Tratado de París, de los indios de Puerto Rico, y de aquella ola de corsos, italianos, alemanes y otros europeos que llegaron a la isla por la Cédula de Gracia. Aprendió sobre Pedro Albizu Campos, visitó jardines interiores, criptas en la Iglesia San Francisco y observó la bahía desde un techo de la centenaria ciudad.
«Ella estaba feliz», recordó el guía que acompañó a la jueza, Andy Rivera Rivera, quien es presidente, fundador y director de la Puerto Rico Historic Building Drawings Society, organización que documenta el patrimonio edificado del país y realiza recorridos educativos. Al también arquitecto se le comisionó acompañar a la jueza.
Rivera Rivera contó que ha dado recorridos por sectores históricos de San Juan en el pasado a diversas personalidades, desde el multifacético artista Lin Manuel Miranda hasta el fallecido senador federal Ted Kennedy. También a destacados empresarios como Jeff Bezos, de empresas como Amazon, y Mark Zuckerberg, de Facebook. Sin embargo, para ninguno el nivel de escrutinio fue similar al de la seguridad de la jueza Jackson.
Como parte de su seguridad, las autoridades federales hicieron un examen de antecedentes (background check) a Rivera Rivera y tuvo que dar un recorrido el día antes para parte de las escoltas de Jackson. «Ellos querían ver las salidas. Los lugares que visitaríamos».
Llegó el día del recorrido y, aunque le habían dicho que solo participarían Jackson y un familiar, se convirtió en un paseo para 10 personas, siendo el resto del grupo cinco agentes federales y tres estatales, contó Rivera Rivera.
Durante ese sábado, la jueza estuvo sumamente atenta y con numerosas preguntas. «A mí me sorprendió que esta persona fuera tan amable. Saludó, vestía casual […] Se notaba su nivel intelectual", compartió. «Una de las preguntas fue sobre cuando llegamos a ser parte de Estados Unidos», contó.
El guía aseguró que las tres horas del recorrido volaron. La jueza caminó por el Paseo de La Princesa, visitó alguna tienda, fue al convento de las Siervas de María, entró a edificios históricos y le hablaron de los adoquines. No había tiempo para visitar los castillos, como el San Cristóbal o El Morro, porque se necesitan varias horas. Y el tiempo de la jueza era limitado, según le recordaron sus escoltas.
«De hecho había sitios que no pudimos ir porque el tiempo apremiaba. La sentí con un interés de aprender como pocas personas de ese tipo de standing. Y una persona bien, bien, como dice el americano bien ‘down to earth’ (pies en la Tierra). […] Yo tenía esta percepción de que ella quería seguir conociendo más sobre Puerto Rico», destacó.
Añadió que la jueza luego les hizo llegar un correo electrónico donde se expresó satisfecha con el recorrido.
«Estaba lloviznando y ella con la sombrilla lo más feliz. Tengo clientes que pagan y cuando llueve cancelan. […] Se fue con una sonrisa», dijo Rivera.
Jackson se encontraba en Puerto Rico participando de una conferencia de jueces del Tribunal de Apelaciones para el Primer Circuito, celebrada en Río Grande. En su mensaje, según versiones de su discurso íntegro publicado en varios portales, Jackson fue enfática en la importancia de la independencia judicial en momentos en que la judicatura es atacada.
«Parece que cada vez que leo las noticias o enciendo la televisión en estos días, veo las afrentas, y también recuerdo la labor vital que realizan los jueces para proteger nuestro orden constitucional. Desgraciadamente, ese solemne deber parece más urgente y más difícil cada día que pasa. En todo el país, los jueces se enfrentan a un aumento de las amenazas no sólo de violencia física, sino también de represalias profesionales, sólo por hacer nuestro trabajo. Y los ataques no son aleatorios; parecen estar diseñados para intimidar a aquellos de nosotros que desempeñamos esta función crítica. Los ataques tampoco son incidentes aislados; es decir, no sólo afectan a los jueces que son el blanco. Más bien, las amenazas y el acoso son ataques contra nuestra democracia, contra nuestro sistema de gobierno. Y, en última instancia, corren el riesgo de socavar nuestra Constitución y el Estado de Derecho», dijo la jueza como parte de su discurso.