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La Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en ingles) determinó que el cannabis permanecerá como una droga de Tipo I bajo la Ley de Sustancias Controladas federal, junto al LSD y la heroína.
La noticia significa que aún la agencia mantiene que el cannabis tiene un alto potencial de abuso, no tiene aplicación médica aceptable al momento y carece de estándares de seguridad que le permitan ser aceptables par el uso médico.
«La decisión no esta basada en el daño. La decisión está basada en si la marihuana es una medicina segura y efectiva y no lo es», argumentó Chuck Rosenberg, jefe de la DEA.
Durante el pasado mes de abril la agencia anunció que estaba considerando la reclasificación de la marihuana. Entre los ocho factores importantes al considerar la clasificación de una droga se encuentran:
A base de estos factores fue que la DEA decidió no cambiar la clasificación de la droga, explicó Rosenberg. Un argumento al cual se le dio mucha credibilidad fue al de Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) que opinó que el cannabis no tiene un uso médico aceptado para tratamiento en los Estados Unidos.
"En este momento, los riesgos conocidos del uso de la marihuana no han sido compensados por beneficios específicos en juicios clínicos bien controlados que evalúen científicamente su seguridad y eficacia. El uso a largo plazo de la marihuana puede provocar una dependencia física, adicción psíquica o dependencia», explicó Rosenberg.
Una de las consecuencias de esta decisión es que será más difícil que instituciones puedan estudiar legalmente el impacto del cannabis en los humanos, aún en estados donde su uso es legal. Ello porque estas instituciones reciben fondos federales e investigar el cannabis pone en riesgo dichos fondos.