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La pesadilla de McMartin, el juicio criminal más costoso de los Estados Unidos

24 de agosto de 2014
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En el 1983, Judy Johnson, la madre de un niño que atendía el centro preescolar McMartin en California, se quejó a la policía de que su hijo había sido sodomizado por su ex marido y por el maestro Ray Buckey, empleado de dicho centro y nieto de su fundadora. Muy pronto la denuncia de una sospecha se convirtió en un caso de abuso sexual infantil contra la familia McMartin, quienes administraban y trabajaban en el centro preescolar McMartin. Los miembros de la familia McMartin y otros empleados fueron acusados ??de numerosos actos de pederastia por cientos de niños matriculados en la escuela y sus padres. Después de seis largos años de juicios criminales, de mucho sufrimiento por alegaciones viciosas y procesos corruptos, no se obtuvieron condenas, y todos los cargos fueron retirados en el 1990.  Pero ya el daño estaba hecho y a pesar del desenlace favorable para los acusados, la historia de la histeria colectiva y el debate moral que provocó el caso durante las décadas del ochenta y noventa, ha quedado grabada en la memoria judicial de las cortes estadounidenses. No debe extrañar, además, que este haya sido el juicio criminal más largo y costoso de los Estados Unidos [duración: 7 años / costo: $15,000,000].

Originalmente transmitido por HBO, Indictment: The McMartin Trial (1995) es un docudrama sobre el caso real McMartin y las acusaciones infames de abuso sexual infantil. En 1984, siete empleados del centro prestigioso preescolar McMartin en Los Ángeles, California, entre ellos cuatro miembros de la familia McMartin, fueron arrestados y acusados ??de maltrato infantil y abuso sexual. La película se centra en la historia del licenciado Danny Davis, un abogado oportunista que se compromete a defender a la familia McMartin pero que inicialmente toma el caso exclusivamente para la publicidad. A medida en que progresa la historia, sin embargo, Davis investiga más a fondo los detalles de las acusaciones, hasta convencerse de la inocencia de sus clientes. Mientras tanto, los medios de comunicación declaran culpable a la familia con reportajes de acusaciones extrañas de «rituales satánicos» y sugerencias de una «conspiración a nivel nacional de los depredadores sexuales». Para convencer al jurado de la falsedad de estas acusaciones, el abogado Davis tiene que superar la oposición del fiscal celoso Lael Rubin y desacreditar el testimonio de Kee McFarlane, el terapeuta infantil que Davis cree que ha manipulado injustamente a los niños del centro preescolar a dar un testimonio falso. En el momento de su estreno, la película fue recibida con controversia: mientras que algunos encontraron el caso convincente, otros alegaron que los cineastas estaban sesgados injustamente a favor de la familia McMartin. Más allá de posturas, queda clara la denuncia a la sociedad estadounidense y sus instituciones, y el peligro de que la historia se repita, porque inevitablemente el caos que generó el caso nos acuerda un pasado de histeria colectiva y fanatismo, como en los tiempos de los juicios de brujería en Salem, Massachusetts durante el siglo XVII.

por Héctor Meléndez Franco

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