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Por el licenciado Roberto L. López Dávila*
La abogacía y los servicios jurídicos en general están experimentando una auténtica revolución en otras latitudes del planeta. Aunque esta afirmación podría parecerle contraintuitiva a cualquier integrante de la profesión legal puertorriqueña a la vista de la difícil situación laboral que este sector viene padeciendo1, y que se ha agravado notablemente por la presente pandemia, la realidad es que -según este servidor pudo en su momento constatar de primera mano como resultado de algunos viajes- en algunas jurisdicciones se ha iniciado un fascinante viaje dirigido a la modernización de sus profesiones legales, de la mano de un conjunto de estrategias para adaptar a estos profesionales, en lo que a la práctica de su disciplina se refiere, a las nuevas condiciones globales.
Uno de los ejes capitales de algunos de estos planes, y que ha concitado mucho entusiasmo y atención internacional en tiempos recientes, es este fenómeno que se ha venido a conocer bajo el concepto general de Legal Tech.
Aunque todavía no se ha logrado articular una noción unívoca para definir el concepto, en particular en lo relacionado a todos sus posibles alcances, se ha podido consensuar cierta base constitutiva esencial.
De ahí que algunas definiciones bastante extendidas aludan al proceso de adaptación de tecnologías de la información y la comunicación, así como a programas software, para la mejora y racionalización de la prestación de servicios legales para referirse a la figura2.
Se advertirá, pues, que se trata de una iniciativa que se inscribe en procesos que se han venido desarrollando en otras industrias y profesiones como respuesta a los profundos cambios económicos, regulatorios y tecnológicos registrados a escala planetaria.
Así, de la misma forma en que ha sucedido en otras industrias como la financiera y bancaria (fintech), la de seguros (insurtech) y la agrícola (agrotech), entre otras, la Legal Tech aspira a coadyuvar a la abogacía, así como a la industria legal en su conjunto, en su propio proceso de transformación digital.
Es decir, ¡pretende ayudar al derecho a vivir su propia revolución industrial3!
Uno de los aspectos significativos de este nuevo paradigma es que, a diferencia de la experiencia vivida en este terreno hasta el momento, en el que tecnologías genéricas y a disposición de todo el mundo (Excel, Word, Skype, etc.) son usadas por la abogacía, la Legal Tech comporta tecnologías e innovaciones elaboradas específicamente con las necesidades de los abogados en mente y para ser empleados por estos4.
Es menester puntualizar que la Legal Tech, tal y como en principio se ha concebido, no pretende limitarse meramente a digitalizar las formas tradicionales como se prestan y se consumen los servicios legales.
Con miras a lograr las eficiencias, la agilidad de operación y la reducción de costos para llegar a más personas con menores barreras de acceso, la Legal Tech persigue brindar un marco estratégico y un conjunto de herramientas habilitantes para que la abogacía pueda irrumpir en la era digital y experimentar transformaciones disruptivas e innovadoras comparables a las que vienen registrando con éxito otros sectores de la economía y de la actividad comercial.
Aunque muchas de ellas tienen una base en tecnologías que a estas alturas podríamos considerar como «tecnologías tradicionales» (mensajería instantánea, video, computación en nube, voz sobre IP, etc.), el desarrollo más reciente del Legal Tech pretende apuntalar sus innovaciones sobre el fulcro de las llamadas «tecnologías disruptivas», a saber, la inteligencia artificial, las tecnologías distributivas de registros (DLT), blockchain, realidad aumentada, la Internet of Things, el Big Data, las tecnologías semánticas, entre otras.
Estas tecnologías «de nueva generación», o si se quiere, propias de la «Cuarta Revolución Industrial»5, han venido a conformar lo que, según algunos círculos académicos y profesionales, se conoce como Derecho Computacional, un área emergente del derecho que se ubica como una de las ramas de conocimiento de la disciplina general de la Informática Jurídica6.
Por otra parte, conviene significar que la Legal Tech tampoco está pensada para sustituir al abogado o al profesional legal como tal.
Lejos de procurar una disyuntiva humano o máquina, la Legal Tech aspira en cambio a aumentar -en algunos casos de forma exponencial- el alcance e impacto del servicio de la persona jurista, aprovechando las sinergias derivadas de la suma de la ecuación: humano + maquina.
En otras palabras, y predicada en una formulación tipo «win-win» (en oposición a una de tipo «suma cero»), la Legal Tech busca «liberar» a la abogacía de ciertas tareas repetitivas o de poco valor añadido, para que pueda dedicarse a aquellos asuntos legales de mayor complejidad y en las que en muchos casos sea necesario emplear aquellas destrezas humanas «blandas» o de más alto rendimiento cognitivo que no son susceptibles -hasta el momento- de ser reproducidas por las máquinas7.
Tal ha sido el entusiasmo del sector emprendedor y comercial con las posibilidades que encierran estas tecnologías, que en el año 2018 la inversión registrada sobre ellas alcanzó el umbral del millardo de dólares ($ mil millones) a nivel global. En este sentido, ya se puede hablar de la Legal Tech como un sector concreto de inversión de la economía global8.
De hecho, y como parte de estas repercusiones económicas positivas, la Legal Tech está actuando como un formidable agente de innovación y creatividad, llevando a muchas personas emprendedoras a proponer nuevos modelos de negocio interesantes, articulados alrededor de algunas de las tecnologías emergentes derivadas de este paradigma9.
En muchos casos, con el objetivo de atender algún aspecto no cubierto o cubierto de manera insuficiente por el mercado legal10.
Como resultado de este ambiente innovador, han surgido Legal Tech hubs en distintos lugares del planeta que están creando verdaderos ecosistemas de incubación y aceleración de los que están surgiendo decenas (y en algunos casos, cientos) de start ups Legal Tech que contribuyen de manera concreta al tejido económico y comercial de sus países11.
Si tomamos en cuenta el sector -de clase mundial- de profesionales informáticos con los que cuenta este país, junto a profesionales de otros saberes, que están más que listos para desatar toda su capacidad creadora en colaboración con nuestra clase togada, no hay razón para que Puerto Rico no pueda unirse a este concierto de ecosistemas, convirtiéndose en un líder regional de productos y servicios de Legal Tech.
Este tema ha llegado incluso a convertirse en algunas jurisdicciones en un asunto de Estado.
Ese es el caso por ejemplo del Reino Unido cuyo gobierno, a través de su Ministerio de Justicia en colaboración estrecha con entidades del sector privado y no gubernamental, no solo apoya de manera decidida la incubación y aceleración de sus empresas Legal Tech nativas, sino que incluso las ayuda técnica y logísticamente a exportar sus productos y servicios a otros países12.
* Roberto L. López Dávila, Asesor Legal, Oficina de Administración de los Tribunales; B.A., J.D., Univ. de Puerto Rico; Máster en Derecho de las Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información, Universidad Carlos III de Madrid, España. Las expresiones contenidas en este trabajo son de la entera responsabilidad del autor, por lo que no son atribuibles en modo alguno al Poder Judicial, a la Oficina de Administración de los Tribunales o a cualquiera de sus dependencias. Para cualquier comentario sobre el escrito, puede escribir al autor a robertoluisster@gmail.com
NOTAS
1Según el Estudio sobre el Mercado de Servicios Legales en Puerto Rico, preparado por la empresa de análisis de mercado, Estudios Técnicos, en colaboración con la compañía de investigación legal, Microjuris en el año 2019, el 45% de los abogados encuestados consideró que la situación del mercado legal en Puerto Rico estaría peor durante los cinco años siguientes. https://noticiasmicrojuris.files.wordpress.com/2019/09/resumen-ejecutivo-final.pdf
2Véase Moisés Barrio (ed.), Legal Tech, La Transformación Digital de la Abogacía, Editorial La Ley (2019). Algunos autores, como Richard Susskind, distinguen entre LegalTech y LawTech, al considerar que el primero se refiere a tecnologías de apoyo a las operaciones de la abogacía, mientras que el segundo es un término mucho más amplio y abarcador. «Legaltech vs Lawtech. What is the difference between legaltech and lawtech? Is there one and does it matter?», Lawtomated (19 de enero de 2021), https://lawtomated.com/legaltech-vs-lawtech-what-is-the-difference-between-legaltech-and-lawtech-is-there-one-and-does-it matter/#:~:text=Legaltech%20is%20technologies%20lawyers%20use,legal%20chatbots%2C%20online%20marketplaces). (consultado al 12 de marzo de 2021). En esta misma línea, otros exponentes designan bajo LawTech a todas aquellas tecnologías dirigidas a los consumidores para que puedan acceder ellos mismos a información y conocimiento legal, y reducen la LegalTech a herramientas para facilitar la práctica del derecho por los abogados. Una definición más compleja de LawTech la aporta la Law Society que agrupa a los abogados (solicitors) de Inglaterra y Gales, al definirla como aquellas tecnologías dirigidas a apoyar, suplementar o a remplazar métodos tradicionales para la prestación de servicios jurídicos; o que sirven para potenciar las operaciones del sistema de justicia. «Introduction to LawTech, A practical guide to legal technology», The Law Society (2019), página 9, https://tlsprdsitecore.azureedge.net/-/media/files/campaigns/lawtech/introduction-to-lawtech-october-2019.pdf?rev=fc0013791e0c474198daaabd648a304d&hash=F030B90541BF66B22233A9702F4B22A5 Como queda dicho, se trata de un debate conceptual abierto cuyos contornos se irán perfilando mientras vaya madurando todo este sector. Habrá por lo tanto que estar atentos a su evolución.
3Alejandro Galisteo, "Daniel Martin Katz: "Con el ‘legaltech’, el sector vivirá una especie de industrialización", Expansión (16 de mayo de 2019), https://www.expansion.com/juridico/actualidad-tendencias/5cdaa9bc268e3e0c548b4823.html (consultado al 12 de marzo de 2021).
4Íd.
5Véase Ali Abusedra, "Law must be adapted for the Fourth Industrial Revolution", The Hill (26 de diciembre de 2019), https://thehill.com/opinion/technology/475937-law-must-be-adapted-for-the-fourth-industrial-revolution (consultado al 12 de marzo de 2021).
6Véase Genesereth, Michael R.: «What Is Computational Law?», Complaw Corner, Codex: The Stanford Center for Legal Informatics, 2021, https://law.stanford.edu/what-is-computational-law/.
7En estrecha fidelidad a la llamada ‘Ley de Moore’ -según la cual (conforme a su autor, Gordon Moore, cofundador de la empresa de microprocesadores Intel) el poder de procesamiento de las computadoras se duplica cada dos años, mientras que sus costos asociados se reducen a la mitad-, las maquinas han estado experimentando mejoras exponenciales en cuanto a sus capacidades, las cuales no dejan de sorprender. Basta tomar en cuenta algunas de las muestras que se han venido publicando de las llamadas ‘Generative Adversarial Networks’, que son las tecnologías subyacentes de lo que se conoce de manera informal como ‘Deep fakes’. Se tratan de tecnologías de inteligencia artificial capaces de reproducir tanto la voz, como la imagen y ademanes de una persona con tal cercanía que, de no estar lo suficientemente atento, no cabría distinguir entre la imagen artificial de la real. Emma Bowman, "Slick Tom Cruise Deepfakes Signal That Near Flawless Forgeries May Be Here", NPR (11 de marzo de 2021), https://www.npr.org/975849508/slick-tom-cruise-deepfakes-signal-that-near-flawless-forgeries-may-be-here Esto promete auténticos quebraderos de cabeza en el terreno de la autenticación, incluyendo en lo que concierne a la integridad de la evidencia en el contexto judicial. Un ejemplo de lo que este desarrollo exponencial tecnológico supone para la abogacía, como herramienta de apoyo a su labor, lo es la aplicación Compose, de la empresa de investigación legal tech, Casetext. Basado en potentes algoritmos de procesamiento de lenguaje natural (una modalidad de inteligencia artificial), Compose es capaz de generar borradores de escritos, memorandos e investigaciones legales con una solvencia básica sorprendente. https://casetext.com/blog/compose-word-add-in/ Con el apoyo de esta herramienta, abogados que practican como autónomos o en régimen de autoempleo (que es la modalidad laboral mayoritaria en Puerto Rico, según el citado Estudio sobre el Mercado Legal en Puerto Rico de 2019), podrían compensar la desigualdad en recursos existente entre ellos y los grandes bufetes, de manera que puedan concentrarse en las cuestiones más elevadas de tipo estratégico y del manejo de la litigaión.
8"LegalTech Hits $1 Billion Investment As Lawyers Embrace Automation", LawGeex (3 de diciembre de 2018), https://blog.lawgeex.com/legaltech-hits-1-billion-investment-as-lawyers-embrace-automation (consultado al 12 de marzo de 2021). Ya para el tercer trimestre del año 2019 se logró superar esta marca de inversión, al ascender para ese momento a la suma de $1.23 millardos. Véase Sam Skolnik, "Legal Tech Broke Investment Record in 2019 as Sector Matures", Bloomberg Law (30 de diciembre de 2019), https://news.bloomberglaw.com/business-and-practice/biggest-legal-tech-deals-and-developments-of-2019 (consultado al 12 de marzo de 2021).
9La digitalización del sector legal está dando lugar al surgimiento de nuevos puestos y ocupaciones para los abogados que hace por ejemplo 10 años atrás eran impensables o irreconocibles, y que se están abriendo paso en otras jurisdicciones, como propuestas de empleo que coexisten con las de la abogacía tradicional. Como expresión de una nueva economía y sociedad, que tienen en lo digital y en la innovación su principal motor, algunas de las carreras "alternativas" o no convencionales que las industrias legales de algunos países comienzan a exhibir son por ejemplo el ‘tecnologista legal, que se ocupa de desarrollar nuevos canales a través de los cuales las personas legas pueden acceder al derecho; el ‘híbrido legal’, que se trata de un abogado versado en otra disciplina, como por ejemplo juristas que actúan además como consultores estratégicos o abogados de familia que sirven a su vez como consejeros; el profesional de ODR (online dispute resolution), que asesora a los clientes sobre cómo aprovechar mejor los servicios de resolución de controversias en línea y brindarles apoyo en la resolución de sus conflictos por este medio; y el ‘ingeniero de conocimiento legal, que se ocupa de organizar y modelizar cantidades ingentes de material legal complejo y procesos dentro de sistemas computacionales. Para una explicación más detallada de estos puestos legales emergentes y de otros más que están surgiendo en esa misma línea, véase Richard Susskind, Tomorrow’s Lawyer, second edition, U.K.; Oxford University Press (2017), páginas 133-145.
10El Techindex del Stanford Center for Legal Informatics (conocido comúnmente como, CodeX) adscrito a la escuela de derecho de la Universidad de Stanford, y que es uno de los repositorios más importantes y exhaustivos de las startups legales de base tecnológica que existen alrededor del mundo (que, conforme a esta publicación, ascienden a este momento a 1743), clasifica y distribuye a estas empresas, según sus objetivos y problemas a abordar, bajo las siguientes categorías: marketplaces o plataformas de servicios legales, análisis de datos legales, área de cumplimiento legal, automatización de documentos legales, investigación legal, educación legal, eDiscovery, Online Dispute Resolution y sistemas de manejo de práctica legal. Véase https://techindex.law.stanford.edu/
11Véase Oliver Pickup, "The world’s most exciting legaltech hubs", Raconteur (28 de noviembre de 2018), https://www.raconteur.net/legal/legal-tech-global-hubs/ (consultado al 12 de marzo de 2021). En un informe comparativo publicado en noviembre del 2019, la Law Society de Inglaterra y Gales listó como centros emergentes de innovación legal más importantes a los LegalTech hubs de las siguientes diez ciudades del mundo: San Francisco, Toronto, Atlanta, Tel Aviv, Madrid, Belfast, Londres, Hong Kong, Kuala Lumpur y Singapur. Véase Lawtech: a comparative análisis of legal technology in the UK and in other jurisdictions, The Law Society (noviembre 2019).
12Bajo el programa LawtechUK, el Ministerio de Justicia británico, la entidad Tech Nation y el grupo de asesoramiento, LawTech Delivery Panel, han articulado un esfuerzo de colaboración público-privado con el fin de trasformar digitalmente el sector legal del Reino Unido, así como potenciar el ecosistema nacional de emprendimiento Legal Tech para impulsar sus productos y servicios tanto al interior del país como en el exterior. Puede obtenerse más información sobre esta iniciativa en la siguiente dirección: h://technation.io/lawtechuk/#:~:text=LawtechUK%20is%20a%20targeted%20work,and%20the%20Ministry%20of%20Justice.