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Los Hernández, clan familiar de muchos abogados

15 de junio de 2024
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Por Daniel Rivera Vargas

En la casa de Arturo Hernández González, expresidente del Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico, un compartir familiar implica lidiar no con uno, ni dos, ni tres abogados sino con cuatro.

Sus hijos, Arturo L.B., de 37 años, René, de 31, y Cristina, de 34, los Hernández González, se han encaminado, como su padre, en la profesión jurídica.

Quizá mucho tiene que ver con los genes, porque el papá del expresidente del Colegio, Bienvenido Hernández Vargas, también fue abogado, y también sus tíos paternos Américo y Francisco, quien fue poeta, periodista y compositor, letrados con prácticas variadas que incluso los llevaron a compartir en sus oficinas con figuras de la música como Pedro Flores y Los Hispanos.

Como parte de una serie de reportajes para el Día de los Padres, Microjuris entrevistó a algunos abogados destacados en el archipiélago que han visto cómo sus hijos o hijas han seguido sus pasos y también han escogido el Derecho como el camino profesional y ciudadano a seguir.

Hay que aclarar que, en el caso de la prole, el ADN jurídico no solo viene del lado paterno. Aunque su mamá no es abogada – pero la identificaron como la gerente del bufete familiar-, hay una tía materna, Francisca Pérez Muñoz, que está por cumplir 100 años, cuya profesión fue la abogacía.

«Bueno, en primer término, yo diría con mucha honestidad que nunca a ninguno de ellos le sugerí, le indiqué directamente que estudiaran Derecho. Siempre les pedí desde muy joven que su trabajo era estudiar. No había exigencia de que fuera excelencia académica extraordinaria, pero que su trabajo era estudiar, y que rindieran su labor lo mejor posible», contó el exlíder de los togados, quien sabe que sus hijos se llevan exactamente dos años y siete meses entre ellos.

Arturo L.B., el mayor de la prole, no coincidió con su padre. «Yo tengo mis discrepancias con esto de que no sugería de que estudiáramos Derecho, hay muchas formas de sugerir cosas», dijo el letrado haciendo a todos sonreír en la amena conversación por Zoom.

El letrado, quien tiene un impresionante parecido con el expresidente del Colegio, explicó que en su caso llegó al Derecho desde su interés por la historia y la literatura.

«Pero al margen de las afinidades entre el Derecho y estos asuntos, ciertamente el Derecho se presentó como una manera de ganarse la vida con las palabras y atender circunstancias materiales con las que todos tenemos que lidiar», explicó.

El expresidente del Colegio contó que se sorprendió cuando este (Arturo L.B.) decidió irse por la abogacía porque de joven «tenía una guerra porque no quería estudiar Derecho» cuando «yo nunca le dije» que estudiara para abogado.

«Cristina siempre fue muy expresiva y siempre decía desde muy joven que quería ser abogada y luego fiscal, y Cristina siempre fue una ardua defensora de sus puntos de vista, y de sus ideas. Es una abogada innata, así que en el caso de Cristina no me sorprendió. En el caso de René, que es el último de los tres, noto que cuando toca la decisión de hacer sus estudios graduados decidió hacer una maestría, algo que los hermanos no hicieron, así que pensé, bueno René no estudiara Derecho, pero no fue así, sino que cuando comienza su maestría, pienso que René quiso guardar distancia de sus hermanos. Formaron parte del cuadro de honor los tres, Arturo L.B., el único summa cum laude, Cristina fue cuadro de honor y Rene labró su propio camino, también cum laude y la nota más alta en la reválida de derecho«,  afirmó el orgulloso padre.

El interés de Cristina de ser abogada «o maestra», según contó la letrada quien al momento de la entrevista se encontraba en España, la llevó de niña a ‘trabajar’ en la oficina de su papá, haciendo cartas con papeles viejos. Cuando llegó la etapa universitaria la indecisión era en qué haría el bachillerato, porque no tenía duda de que luego de esos primeros años se encaminaría a alguna escuela de Derecho.

«Pasé por biología, comunicaciones y terminé en ciencias políticas, igual que mi papá. Y cuando estaba en la escuela de Derecho, cuando mi papá se postuló para la gobernación por el MUS, un compañero me detuvo y me dijo ‘tienes unos zapatos grandes que llenar ahí’. Ah, gracias. No hay presión», mencionó.

Ya como abogada, Cristina estaba consciente de la huella en la sociedad y la profesión de su padre, y se lo mencionaban en los pasillos del tribunal, cuando le preguntaban si era familia del expresidente del Colegio, contó.

René aclara, respecto a la impresión de su papá de que quiso «marcar distancia de sus hermanos». «Yo estudié Derecho por una cuestión económica. Estaba trabajando de bibliotecario en la Universidad de Puerto Rico en una condición precaria y busqué en el Derecho una salida económica».

«Mi padre siempre fue una experiencia. Yo me vestía de chaqueta y corbata de niño, cuando iba al tribunal, y también su influencia la noto sobre todo en mis proyecciones más bien futuras en la profesión, que es hacer como él, y ser lo que llaman por ahí ser ‘solo-practioner’, coger de todo lo que llega», agregó René, que también acaba de pasar la reválida de notaría.

Cuando se les preguntó qué evitarían de la forma de su padre ejercer el Derecho, mencionaron el asunto de falta de puntualidad, el desapego a la tecnología y a un sentido de organización «bastante alternativo».

¿Y emular de su papá? «Ver a mi papá litigando es un tipo de arte. El don de la palabra, la capacidad de improvisar, no de manera inadecuada, al contrario, con el conocimiento que tiene ver cómo articula un argumento, con discusiones con otras partes, a mí me encanta el litigio, me fascina, y verlo en esa faceta es maravilloso», respondió Cristina.

«Yo emularía la naturalidad con la que mi papá se desenvuelve en el ejercicio de la profesión, pero no sé si es por la gallardía, la valentía de hacer lo que tiene que hacer», expresó Arturo L.B.

«Yo admiro de mi papa lo mismo que dijo mi hermano, además de que son pocas las personas en esta profesión o en cualquier otra, siendo abogado o lo que sea, que son apasionadamente abogados, o lo que sea, hay una pasión bien profunda por la profesión legal que yo envidio o más bien admiro», replicó René

Finalmente, Arturo Hernández González aseguró que el principal consejo respecto a la abogacía que les dio es los tres, a quienes describe como lectores voraces, y que les gusta la mucho la literatura y el arte, es las numerosas opciones relacionadas a la profesión, y cómo puede ser base para temas tan diversos como la filosofía, la historia y las letras.

«El Derecho era una formación académica que les daba una visión muy amplia de distintas ramas y ciencias, del quehacer de la sociedad y del hombre… hay muchos canales para atender esas inquietudes. También les indiqué que era un sacerdocio, y un pilar importante en la organización del hombre en sociedad», afirmó.

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