Durante los últimos años la abrumadora deuda que poseen los estudiantes universitarios por concepto de los préstamos estudiantiles se ha convertido en un importante tema de discusión mediática y política en los Estados Unidos. La deuda promedio —que actualmente alcanza los $29,400 dólares por persona, pero que en muchos casos asciende a los $200,000— impide que muchos puedan formar sus familias, solicitar préstamos para la compra de sus casa o autos o aspirar a crear una empresa para sostenerse y ahorrar para su retiro.

Esa alarmante situación ha provocado que este año, el presidente Barack Obama tome medidas para que esas deudas sean menos difíciles de pagar, por lo cual firmó un memorando que ordena al Secretario de Educación el redactar normas dirigidas a permitir que casi cinco millones de personas con préstamos estudiantiles puedan pagarlos con cuotas que no superen el 10% de sus ingresos. Además, el memorando describe otras medidas ejecutivas destinadas a contribuir con aquellos prestatarios con mayor riesgo de incumplir con el pago de sus préstamos.

Aunque el presidente tomó estas medidas de forma inicial, expresó que el Congreso de los Estados Unidos también debe tomar acción y efectuar medidas para atender la situación. Como ejemplo de ello mencionó el proyecto propuesto por la senadora Elizabeth Warren, que permite que los estudiantes refinancien sus préstamos estudiantiles con tasas de interés más bajas.

"Para financiar esto basta cerrar las lagunas tributarias que permiten que algunos millonarios paguen una tasa impositiva más baja que las familias de clase media", expresó.

Obama también expresó que las acciones tomadas no son suficientes y explicó que el país le debe mucho a quienes a esos profesionales que han estudiado pero que ahora

Las expresiones fueron realizadas durante una conferencia de prensa realizada en la Casa Blanca, en donde el presidente afirmó que una buena educación es el pase del éxito y la superación para la clase media. Por lo tanto, es precisamente por ello, que los padres envían a sus hijos a estudiar, para mejorar sus futuros. No obstante, reconoció que esas metas y sueños están siendo frustrados por la crisis económica actual ha provocado menor creación de empleos y un alza en la calidad de vida. Aunque se comparó con los estudiantes, al relatar que su esposa y él mismo estudiaron en universidades privadas y obtuvieron préstamos, explicó que su deuda de estudios de bachillerato pudo pagarla en sólo un año, por lo que compara la situación como precaria, dado a que esa no es una posibilidad para los estudiantes de esta generación.

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