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Para lograr que el sistema de justicia sea accesible, según el juez administrador de la región judicial de Utuado, Hon. José M. Orta Valdez, son imprescindibles las experiencias de vida que le permitieron conocer las desigualdades que viven muchas comunidades.
El juez Orta Valdez, quien se crió en el barrio Villa Palmeras en Santurce y estudió en escuela pública, indicó que las vivencias a las que estuvo expuesto le permiten reconocer las barreras que limitan el acceso a la justicia.
«Por yo venir de un núcleo familiar negro, por yo venir de un ambiente donde me crié donde vi la pobreza de mis vecinos, donde vi unas necesidades sociales. […] Me permite entender un poco la necesidad de la población vulnerable. Me permite entender que tienen una necesidad que hay que atender y que no es una necesidad superficial. Que no es una necesidad creada por la persona. [Es] una necesidad creada por la sociedad», expresó.
Además, el juez Orta Valdez mencionó que las experiencias que obtuvo mientras laboró en una firma de contabilidad le brindaron las herramientas necesarias para ejercer su puesto como juez administrador.
«Ese trasfondo empresarial comercial me permite también desde el punto de vista de ejecutar, de establecer unas prioridades, de establecer unos proyectos, de dirigirlos, de tener liderato», añadió.
Reveló también que como juez administrador le fascina desarrollar proyectos, implementarlos y ver los resultados que surgen en la comunidad. Contó que, durante la pandemia por COVID-19, junto a entidades sin fines de lucro y líderes comunitarios, impulsó proyectos para atender la necesidad de transportación y el acceso a la tecnología.
Aunque resaltó el trabajo del Poder Judicial que busca educar a la comunidad sobre el acceso a la justicia, aseguró que «cada región tiene sus particularidades». Sin embargo, sostuvo que persiste la necesidad de instruir a la población sobre temas como violencia de género, discrimen y racismo. «De igual manera, hay que educar a los funcionarios, que son hombres y mujeres de carne y hueso, [sobre] el respeto [y] la conducta que se espera tanto de su comportamiento verbal como su lenguaje corporal que puede ser la manifestación de algún tipo de discrimen», añadió.
Por su parte, la jueza administradora de la región judicial de Bayamón, Hon. Carmen Otero Ferreiras, coincidió en que no solo es importante educar a la judicatura, sino también a la población para que se «empodere y exija».
«Como dicen por ahí ‘el derecho es rogado’ y el juez va a depender en muchas ocasiones de lo que le soliciten. Esto es simbiótico, tampoco podemos taparnos los ojos [...] pero si tú tienes una comunidad con más conocimiento y que sepa sus derechos y te los pueda exigir y los pueda solicitar le hace incluso el camino más fácil hasta al propio tribunal", destacó la jueza Otero Ferreiras.
No obstante, señaló que para ejercer el rol de jueza es imprescindible la humildad, el estudio y la sensibilidad.
«Nosotros no nos lo sabemos todo, hay que ser estudioso y suena ‘clichoso’ la parte de la sensibilidad, pero es que hay que ser sensible a lo que tienes ante ti para poder hacer una determinación justa», comentó la jueza Otero Ferreiras.
Según la jueza, su experiencia como abogada litigante le permite ver cada caso desde una perspectiva distinta. Comunicó que, a través de su trabajo en una clínica legal en Ponce, percibió el discrimen al que se enfrentan muchas personas «no solo en términos de tribunales, sino en términos de la sociedad».
«Si en algún momento yo sentí como abogada que no se me permitía hablar o que me limitaron el momento que yo tuve para hablar con mi cliente porque está confinado [...] o que un testigo esté en ese momento, [que] de verdad no pueda expresarse y necesite un momento. […] Si tú como abogado sentiste que debieron haberte dado esa oportunidad, pues tú como juez tienes la oportunidad de darle esa oportunidad a ese compañero abogado o abogada para su cliente», explicó.
Además, la jueza aclaró que no significa que se va a resolver un caso a través del «sentimiento de simpatía o antipatía hacia alguien», sino que no se deben obviar las experiencias de vida.
«La toga no cambia la esencia de lo que tú eres. Tú, simple y sencillamente, vas a hacer un trabajo diferente y definitivamente vas a llevar a ese trabajo todas tus experiencias de vida y todo lo que tú eres», aseguró la jueza Otero Ferreiras.