Por Valeria Alicea Guzmán

Las niñas, niños y personas adolescentes tienen el derecho a la libertad de expresión. El derecho a la participación y el derecho a poder opinar en todos los asuntos que tienen que ver con ellas y ellos. 

Según la Convención sobre los Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ese derecho constitucional incluirá la libertad de buscar, recibir y difundir información e ideas, de forma oral, escrita o impresa, de manera artística o por cualquier otro medio elegido por la persona menor de edad. 

Sin embargo, ¿en Puerto Rico se les reconoce el derecho a la libertad de expresión a las personas menores de edad?

En el artículo La minoría de edad y la capacidad progresiva en el ámbito civil de la Revista Jurídica de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Hedy Nieves Crespo destacó que «constantemente, se cataloga esta población como inmadura, carente de grado alguno de capacidad para obrar e incapaces de distinguir entre lo supuesto como bien o mal». 

De igual forma, la licenciada, quien al escribir el artículo era alumna de la Escuela de Derecho de la UPR, indicó que es necesario crear un discurso uniforme y coherente que caracterice a las personas  menores de edad como sujetos y ciudadanos activos, que tienen el derecho y la responsabilidad de participar de los asuntos que atienden sus necesidades. 

Explicó que, en Puerto Rico se ha entendido desde el aspecto jurídico que las personas de edad no pueden tomar decisiones sobre tratamientos médicos y hasta la forma en que se administrarán sus bienes. 

«Estas expresiones, se fundamenta mayormente en el principio de salvaguardar el bienestar del menor de edad, justificando por ello la necesidad de suprimir la voluntad de estos», apuntó. 

Ahora bien, ¿cómo influye el que no se les reconozca la capacidad para tomar sus propias decisiones y verbalizar sus opiniones y necesidades? 

En una entrevista que Microjuris realizó, en mayo, sobre el Proyecto del Senado 495, el cofundador de AdolesCentro, Jaime Conde Matos, catalogó el sistema tutelar de Puerto Rico como el sistema de la ambigüedad. 

«Tenemos aspiraciones tutelares progresistas de respetar los derechos en una que otra legislación declarativa sin efecto todavía. Hay una carta de los derechos de la niñez. Hay una carta de derechos de jóvenes, pero ¿cómo las hago efectivas? Eso se quedó en el limbo siempre y es algo completamente declaratorio», comentó. 

La niñez como propiedad

El experto en derecho de infancia y adolescencia explicó que ver a las personas menores de edad como propiedad es un asunto que proviene del derecho romano.  

«En los tiempos de Roma el hombre era quien mandaba en la casa y era el dueño de la esposa, los hijos y los esclavos. El padre podía disponer de sus hijos, podía venderlos como esclavos, podía vender a la hija. Decidía con quién se casaba la hija», detalló

Contó que la sociedad tiende a callar la voz de las personas menores de edad. Por ejemplo, compartió que no se les permite hablar sobre asuntos que les impactan o, incluso, no se les brinda las herramientas para denunciar algún tipo de violencia. Conde Matos comentó que uno de los dichos más comunes que les dicen es: «Las niñas y niños hablan cuando las gallinas [...]».

Por su parte, la licenciada Athelyn Jiménez Emmanuelli coincidió con Conde Matos y mencionó que el sistema de derecho a nivel civil y penal, cuando se trata de menores de edad, mira solo que son objeto de protección. Explicó que, por esto, se olvida que el sistema de tutelaje quedó atrás.

«Las personas menores de edad son sujetos de derecho. Esa parte de sujeto de derecho es la que hace ruido a la gente y no entienden y dejan de escuchar. Por eso es que en este país seguimos creyendo que podemos legislar sobre las personas menores de edad sin darles una oportunidad de ser escuchados porque creemos que somos dueños de la mujer, la finca y el niño. Los vemos como personas incapaces», informó.  

La educación ante la violencia

Precisamente, la violencia es uno de los principales retos ante la violencia que sufren las personas menores de edad es la denuncia de los casos, ya sea por temor o falta de acceso a educación y justicia. ¿Cómo se puede atender la violencia? 

Uno de los aspectos indispensables es el empoderamiento a las personas menores de edad. 

«Creo en el empoderamiento porque si nosotros fuésemos capaces de educar en las escuelas, todos estos currículos que se han planteado y siempre dicen que no. Si nosotros usamos currículos basados en evidencia, que fueran reales, que no estén ocultando nada.  Las personas menores de edad tienen la capacidad mental y tienen inteligencia para aprender», indicó Conde Matos. 

Añadió que al empoderar a las personas menores de edad se les da las herramientas para atreverse a hablar sobre situaciones que estén pasando sin que se sientan culpables. «Cuando los crías siendo mi propiedad, no los crías siendo escuchados». 

Asimismo, Jiménez Emmanuelli destacó que es necesario el empoderamiento y que se logra a través de la educación, desde la claridad de los mensajes. 

«Que sepan cuál es el lugar al que tienen que ir e informarse si están pasando por una situación difícil, si están siendo abusados, si están siendo maltratados. Poder denunciarlos ellos mismos», aclaró.

Por otro lado, en el artículo de la Revista de la UPR, la entonces estudiante afirmó que es importante comenzar hablar y reflexionar desde el ámbito político-jurídico sobre nuevos entendidos relacionados con menores de edad y sus capacidades. «Se trata de una tarea de deconstruir para construir».