Por Valeria Alicea Guzmán

Luego de la pandemia por el COVID-19 la práctica de la abogacía se tuvo que adaptar aceleradamente a las tecnologías. Para el licenciado Manuel Quilichini, la tecnología es una herramienta indispensable para ejercer la profesión. 

El abogado comentó que, en el ámbito de los tribunales, la Oficina de Administración de Tribunales (OAT) ha impulsado los cambios tecnológicos. Primero, con el Sistema Unificado de Manejo y Administración de Casos (SUMAC) facilitó la radicación de documentos y el acceso a expedientes. Tras la pandemia, se implementó el uso de la plataforma ZOOM para las vistas virtuales. En el área notarial, en el Sistema Integrado Notarial (SIGNO), los notarios pueden presentar los informes notariales y estadísticos. 

De igual forma, Quilichini mencionó que la OAT tiene un plan ambicioso con relación al uso de la tecnología para optimizar los servicios. Explicó que se espera que en algún momento se anuncie el uso de SUMAC para los trámites relacionados con los asuntos apelativos, que representaría un ahorro significativo para los abogados y las abogadas. 

«En ese sentido, los tribunales han estado empujando la tecnología aún en contra de aquellos que no quieren utilizarla porque esta tecnología usualmente no es voluntaria. La única que sería voluntaria es la sala inteligente, pero el resto de la tecnología o la usas o la usas», comentó.  

Según el licenciado, en la práctica tradicional los abogados no han sido muy receptivos a voluntariamente introducir la tecnología. Destacó que mientras en Estados Unidos los programas de manejo de práctica son bien comunes, en Puerto Rico no es el caso. 

«Sin embargo, creo que el gran cambio va a venir con la inteligencia artificial. Mucha gente le tiene miedo. Mucha gente la repudia hasta que la ve trabajando y se da cuenta de que dentro de las limitaciones que tiene, tiene grandes beneficios», aseguró. 

Inteligencia artificial

El abogado resaltó la importancia de que profesionales del derecho continúen educándose sobre los usos de la inteligencia artificial como una herramienta necesaria para servir a los clientes. 

«La inteligencia artificial no es que sustituye lo que yo hago, es que mejora lo que yo hago […] Tarde o temprano esto va a estar tan normalizado y en todos los aspectos de nuestra práctica», expresó.  

Explicó que la inteligencia artificial puede beneficiar a las abogadas y los abogados en muchos aspectos de la práctica. Por ejemplo, puede ser una herramienta para mercadearse. 

«Muchos abogados no saben mercadearse. Muchos abogados entienden que no es necesario. Sin embargo, cuando vas a enviarle un email a los clientes es porque quieres que los clientes lo lean. Tu quieres utilizar la inteligencia artificial para mejorar el escrito, escoger temas o para escoger títulos que atraigan y hagan que la gente lo lea», añadió. 

Otro aspecto importante que dijo Quilichini es el efecto de la inteligencia artificial en la facturación.  

«Lo más importante para mí es cuántas horas puedes trabajar en un día. Si puedes trabajar siete horas al día, pues ese es tu máximo de productividad. La inteligencia artificial me puede doblar esa capacidad productiva sin que me doble el costo. Eso ya se está viendo porque bufetes grandes están implementando esta tecnología», detalló.

Necesario implementar cursos sobre tecnología

En Puerto Rico, las escuelas de derecho tienden a utilizar el método de enseñanza tradicional. No obstante, es necesario que se comience a impulsar la enseñanza de la tecnología porque es parte integral de la práctica del derecho.  

«Es decir, te enseño la ley, reglamento, a pensar, analizar y evaluar. El problema es que la práctica del derecho es mucho más que eso. Tenemos unas destrezas que necesitamos como de comunicación, litigio, mercadeo, como correr una oficina. También se debería dar un curso de inteligencia artificial y de otras tecnologías. Ahora mismo si sales con esas destrezas puedes tener una oficina virtual y no tienes que recurrir a abrir espacios», explicó. 

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Asimismo, indicó que es necesario instruir sobre otros modelos de negocio. Dos ejemplos que compartió son el uso de la facturación por hora, que puede ser  difícil y complicada; y la facturación por contingencia, que no es para todo el mundo. Comunicó que hay otros modelos que se pueden seguir como la suscripción. Sin embargo, aseguró que es tarea de las escuelas de derecho enseñarlos.  

«Las escuelas de derecho nos tienen que mostrar el mundo antes de que brinquemos a él porque una vez ya estamos en la práctica no nos da tiempo. Nosotros no le damos a los estudiantes las destrezas para planificar. No le enseñamos lo que es una planificación estratégica para una oficina o una práctica. Los dejamos cojos en los aspectos prácticos», opinó. 

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Deber de competencia

Para cumplir con el deber de competencia, los y las profesionales del derecho tienen que conocer de herramientas tecnológicas. Quilichini mencionó que, en 2012, la American Bar Association enmendó los cánones de ética.  «Le añadió el comentario 8 a la Regla 1.1. Ese comentario dice que es deber del abogado conocer los beneficios y riesgos de la tecnología».

«En Puerto Rico ese deber no está estatuido. Sin embargo, ¿qué abogado de familia puede ser competente si no sabe buscar en Facebook? ¿Qué abogado en daños y perjuicios puede ser competente si no sabe buscar en internet? Nuestra profesión ha cambiado», cuestionó. 

Además, argumentó que el uso de la tecnología como la inteligencia artificial hará más eficiente al abogado. Incluso, mencionó que su uso pudiese ser mandatorio.

«La tecnología no va a ser opcional, la tecnología en la práctica legal va a ser algo que tenemos que incorporar para la eficiencia de nuestra práctica y para la calidad de los servicios», puntualizó.