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Nicklaus Ellison fue enviado a un programa de desintoxicación de drogas llamado Teen Challenge. Desde allí, meses antes de morir por una sobredosis, el joven escribió una carta a su hermana menor en donde le contó que en el programa, en lugar de curar su condición de alcoholismo o adicción de drogas, le habían corregido su homosexualidad.
Para la familia de Ellison esta declaración fue uno de muchos indicios de que las cosas no habían marchado bien durante el tratamiento del joven, quien fuera enviado allí por un tribunal como una alternativa al encarcelamiento. En el 2012, la familia demandó a Teen Challenge, con el deseo de descubrir qué había pasado con Ellison. No obstante, encontraron al demandar que el joven había firmado un contrato en donde se le impedía a él o sus familiares acudir al tribunal en contra del programa de rehabilitación, sino que debían resolver cualquier disputa mediante la mediación o el arbitraje, que sería regido por la Biblia en lugar de la ley secular.
"Las Sagradas Escrituras serán la suprema autoridad", explicaba el contrato.
La cláusula en el contrato de Teen Challenge no es única en su especie, cada vez más negocios cuyos dueños profesan alguna religión las incluyen en sus contratos, las cuales han sobrevivido retos ante los tribunales. Por ejemplo, Higuera Hardwoods —una compañía de pisos de bambú en el estado de Washington— incluye en su contrato que cualquier disputa se resolverá ante un árbitro cristiano. Además, Carolina Cabin Rentals, una compañía que alquila propiedades para vacacionar advierte a sus clientes que las disputas se resolverán de acuerdo a "principios bíblicos".
Uno de los casos más inauditos es el de Luis García —un ex miembro de la iglesia de la Cienciología— presentó una demanda contra la iglesia, alegando que le habían defraudado por varios miles de dólares. Posterior a la presentación de su demanda, un juez federal de la Florida determinó que este tenía que presentar su queja ante un panel de miembros de la misma iglesia, en lugar de acudir al tribunal.
El periódico The New York Times reseñó este tipo de casos, puntualizando el poder que tienen estas cláusulas luego de realizar una investigación sobre las mismas.
"El periódico The New York Times encontró que las compañías utilizaron las cláusulas para crear un sistema alterno de justicia. Los estadounidenses están siendo forzados fuera del tribunal y dentro de procesos de arbitraje por todo, desde renovaciones al hogar hasta impericia médica", señala el artículo.
Los proponentes del arbitraje religioso defienden el método alegando que este permite que las personas creyentes puedan resolver sus problemas utilizado valores compartidos, alcanzando no solo acuerdos, sino reconciliación.
Al momento, de acuerdo al artículo, pocos tribunales han intervenido explicando que los términos de arbitraje están detallados en los contratos vinculantes firmados por todas las partes. Ante esto, algunos jueces no se atreven a arriesgar el que puedan infringir los derechos de la Primera Enmienda de los grupos religiosos.
El artículo de The New York Times detalla las historias de Ellison y García, así como la opinión de varios abogados. Asimismo, incluye las voces de varios árbitros que utilizan la religión para mediar en distintas controversias.
Lee el artículo en su totalidad aquí.