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La decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos eliminando el tema de la raza como un factor a considerar en las admisiones universitarias representará un escollo para las minorías negras e hispanas de Estados Unidos, según juristas entrevistados.
La pasada semana, con seis votos a favor y tres en contra (6-3), el Tribunal federal determinó que las universidades no pueden tener en cuenta la raza como un factor para las admisiones. La opinión fue escrita por el presidente del Tribunal , el juez John Roberts.
La decisión, que contó con fuertes disidencias -incluyendo de las juezas de razas minoritarias como la puertorriqueña Sonia Sotomayor y la afroamericana Ketanji Brown Jackson- fue en contra de programas derivados de la iniciativa «Affirmative Action» (acciones afirmativas) de las Universidades de Carolina del Norte y Harvard.
La acción afirmativa, en el contexto de las universidades de Estados Unidos, son políticas o programas diseñados para promover la igualdad de oportunidades educativas para grupos históricamente desfavorecidos o marginados en el país, particularmente para las minorías raciales y étnicas.
El abogado y profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, Charles Zeno Santiago, catalogó la decisión como «nefasta» y recordó que, cuando él fue admitido a la Universidad de Harvard, cándidamente uno de los miembros de la administración le expresó que se estableció un tipo de cuota para promover la diversidad en la prestigiosa universidad y que se había decidido que se admitirán tres puertorriqueños ese año, siendo él uno de ellos.
«Ya uno esperaba lo que se iba a resolver, lamentablemente», reaccionó inicialmente Zeno.
Estas políticas se implementaron como una forma de abordar la discriminación racial y étnica arraigada en la sociedad estadounidense. El objetivo principal de las «affirmative action» es corregir las disparidades y desigualdades históricas en el acceso a la educación superior.
Añadió que, aunque la decisión expresa que no se revocan decisiones anteriores, como el caso Fisher v. University of Texas (2016) relacionado a los programas de acción afirmativa, la realidad es que la opinión favorece instituciones conversadoras, que no quieran abrirse a sectores de la sociedad estadounidense que no sean la comunidad blanca.
«Les da un golpe mortal a los programas de acción afirmativa», sostuvo Zeno. «Va a ser un cambio fundamental de cómo las universidades van a establecer criterios y yo entiendo que lo que hará sería perpetuar la falta de diversidad en las universidades estadounidenses».
El jurista llamó la atención a opiniones como la del afroamericano Clarence Thomas, quien plantea que las circunstancias actuales son diferentes a las que existían al momento de establecerse estos programas y abogó que el factor a considerar sea no criterios de raza, sino socioeconómicos.
Mientras, el abogado Jorge Silva Puras, decano interino de la Escuela de Estudios Profesionales de Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY), sostuvo que es una decisión dolorosa en parte porque, cuando hace 21 años el Tribunal Supremo mantuvo la vigencia de los programas de acción afirmativa, que llevan décadas bajo ataque, en aquel momento en la opinión de mayoría de la jueza Sandra Day O’Connor se afirmaba que estos programas no harían falta en 25 años, pero la realidad es que todavía son necesarios, a pesar de lo resuelto por el alto foro.
«Es una decisión que implica un retroceso de décadas. Hay muchísimos estudios que demuestran la correlación clara entre la raza y las oportunidades que ciertas razas tienen frente a otras. Como sabes, los latinos y los afroamericanos han sufrido discrimen por siglos, ha habido mejoría, pero no tan significativamente como lo que dice el Supremo, de que no hace falta una acción afirmativa», sostuvo.
Afirmó que Estados Unidos aún se encuentra en una etapa de que se celebran pasos como el que llegara la primera mujer negra al Tribunal federal y el primer presidente negro a la Casa Blanca, pero «los otros casi 50 presidentes han sido blancos».
Desde la perspectiva académica, Silva Puras dijo que hay una distinción importante que hacer sobre el limitado grupo de universidades que afecta. De acuerdo a sus expresiones, solo se afectarían las de mayores prestigio y reputación.
Explicó que, la realidad académica es que hay muchísimas más universidades como la suya, que atiende a la demografía de su comunidad.
En el caso de CUNY, su estudiantado está dominado por lo que en Estados Unidos se le llama «studens of color», o negros e hispanos.
Agregó que es «sumamente triste» que estudiantes de minorías con potencial, pero limitados por las realidades sociales asociadas a su raza, no logren acceso a esas «Ivy League» porque la única forma que tenían para ser admitidos era a través de los programas de acción afirmativa.
Respecto al impacto en las minorías, el también exsecretario de la gobernación en Puerto Rico especificó que es anticipable que esta decisión será negativa para los que «no sean de raza blanca».
Sin embargo, aún hay que ver es «su magnitud», pero esto podría ser paliado, más allá de lo que resolvió el Supremo, por los esfuerzos que se hagan desde la academia.
«Yo soy un optimista por naturaleza. Vamos a poder lograr, desde el sector de educación superior, identificaremos maneras de minimizar el impacto de que la decisión va a tener, pero de que tendrá un impacto, lo va a tener», afirmó.
Asimismo, el profesor de derecho constitucional, Jorge Farinacci Fernós, ya había anticipado para Microjuris este posible desenlace desde el Supremo federal en virtud de los nombramientos en los pasados años de jueces sumamente conservadores.
«Ellos insisten en una visión formalista del tema de la raza, que (para ellos) es una cuestión en papel, que lo que hace falta es obviar el asunto racial, independientemente de la situación que se está viviendo en Estados Unidos», agregó el catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana de Puerto Rico.
Explicó que estos jueces entienden que es suficiente con la eliminación del discrimen «de jure», o en la ley, pero la realidad es que hay un discrimen de facto, donde la sociedad estadounidense sí está dividida en razas, y que esto se nota en los círculos académicos de mayor nivel.
El profesor compartió que durante el pasado año enseñó en una universidad de Nueva York y que mientras el nivel de bachillerato era diverso, cuando llegaba a la Facultad de Derecho, el 90% de los estudiantes eran blancos.
Farinacci Fernós dijo que la decisión deja abierta una ventana en la que el tema de la raza se puede considerar y es cuando se traiga a colación en los ensayos, que piden algunas universidades en las cuales se mantiene como un factor válido elaborar, que a pesar de las dificultades raciales, el solicitante pudo lograr determinadas metas o perseverar ante algunas dificultades.
Farinacci Fernós recordó que el impacto de esta decisión no será igual en las universidades de Puerto Rico que en el resto de Estados Unidos aunque ciertamente sí afectará a los puertorriqueños que aspiren a estudiar en esas universidades prestigiosas.
«Obviamente la discusión del tema de raza en Puerto Rico es importante, pero es diferente», indicó.
Independientemente del alcance local, la decisión «es un cambio fundamental», que obliga a las universidades a repensar sus protocolos de admisión, indistintamente del tema de la raza.
«En Estados Unidos el problema racial es muy serio. Hay una tensión racial social. Hay barrios, iglesias, escuelas, donde hay una segregación de facto. Y la preocupación es que esto, a nombre de la igualdad, (el Supremo) cree desigualdad... la pregunta es si el derecho, tratando de ser parcial en cuanto a raza, mantiene la desigualdad social», sostuvo.
La senadora y expresidenta del Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico (CAAPR), Ana Irma Rivera Lassén, se expresó preocupada por la determinación y destacó que la acción afirmativa busca corregir la desventaja.
«Es lamentable la reciente decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos relacionada al tema de acción afirmativa por raza para la aceptación de estudiantes en las universidades de Harvard y Carolina de Norte. La posible agenda para la desmantelación de varios derechos que por décadas se pensaban firmes, fue de alguna manera trazada por dicha Corte en las Opiniones que acompañaron la decisión de Dobbs. A quienes nos preocupamos nos llamaron sensacionalistas».
«La selectividad del ataque a las políticas de admisión, concentrándose solamente en la consideración de la raza en las mismas, obviando las consideraciones de los legados, las familias de empleados y empleadas, donantes y recomendaciones especiales que contienen las políticas de dichas entidades, es otra muestra clara de lo vivo que se encuentra el legado de la esclavitud y el racismo en los Estados Unidos. La acción afirmativa es una política que busca corregir la desventaja en que décadas de discrimen, opresión y desigualdades ha colocado a minorías racializadas», agregó la senadora.
Supremo federal determina que universidades no pueden considerar la raza para proceso de admisión